Siempre habrá gente a la que si le contás algo malo que te pasó, le haya pasado algo peor, y si lo que les pasó NO es peor, se ocuparán de que sepas de que en SU caso, SI es peor.
A primera vista parecería una simple competencia por ver quién sufre más, pero tras la macabra batalla, se esconde en realidad el deseo de que uno los admire por su coraje, sacrificio y valor ante las adversidades de la vida, por que (sépanlo), ellos SIEMPRE sufrirán más.
Ojo, no hay que confundir al que te dice, "si, te entiendo por que yo pasé más o menos por lo mismo", y te das cuenta que realmente te entiende o al menos hace un sincero esfuerzo por hacerlo.
Esto es distinto, esto sería algo así como... "¿Vos te quejás por eso? (léase "esa boludez"), ¡Y yo entonces, qué tendría que hacer?!"..., con lo cual, uno termina sintiéndose tarado y débil por sufrir por semejante nimiedad, y encima incomprendido, por que para ellos NADA es peor que lo que a ellos mismos les pasa.
La solución a esta situación circular de infelicidades, es empezar a contarles sufrimiento tras sufrimiento, con lo cual triplicarán tanto sus esfuerzos por sufrir más que nosotros, que finalmente nuestro dolor se verá reducido a nada al lado del suyo y por contraste, pasaremos a tener una vida terriblemente feliz, lo que significará la felicidad absoluta para todos y para siempre.


Quiero una aventura.
No me malentiendan, lo que yo quiero NO es una aventura amorosa.
Lo que quiero es una aventura de película. Algo del estilo de Indiana Jones o cualquiera de sus derivados.
También se aceptan aventuras espaciales de todo tipo, aunque supongo que la posibilidad de que me encuentre atrapada sin querer en una nave espacial con rumbos maravillosos justo en el momento del despegue es mucho menos probable que la de encontrar una caverna inexplorada que llegue al otro lado del mundo al pisar una baldosa floja en las profundidades del subte B.
Otra posibilidad es que se rompa accidentalmente una parte de alguna pared de mi casa y que encuentre detrás una especie de escondite secreto con el mapa de algún tesoro y de paso, una suma considerable en oro con que poder patrocinar la búsqueda de la isla misteriosa por los mares caribeños.

Aventuras. De esas que mientras se están viviendo uno quiere que se terminen rápido y cuando terminan las quiere vivir de nuevo. Que se puedan contar, que sean divertidas, que al final no muera nadie y que cambien mi vida para siempre.
Por que quiero un cambio. No de casa, ni de trabajo. No de "pasar de estar sola a acompañada". Esos son cambios mínimos. Cambios que "son" en un principio o mientras dura el estímulo pero que en cualquier momento pueden hacerte volver a lo de antes, un poco distinto, pero casi igual.
Yo quiero un cambio gigante del que no haya vuelta atrás. Un cambio de película.
Y lo quiero ya.

Dormir dos veces

Una de las cosas que más detesto es despertar diez, quince o hasta veinte minutos antes de que suene el despertador por que no sólo es tiempo de sueño perdido (difícilmente pueda volver a dormir), si no que además sé que mi jornada laboral, a la que le falta tanto para terminar, se ha cruelmente estirado esos minutos que resultarán interminables al final del día.
Como recompensa está el "otro" despertar.
¡Qué divino abrir los ojos en mitad de la noche y ver que todavía quedan tres o cuatro horas (casi media noche entera) para seguir durmiendo! Es casi como tener una noche más de sueño.
Dormir dos veces con el respectivo placer de ir quedándome dormida, que es uno de los placeres más hermosos del dormir.


Hay gente que le echa la culpa de sus problemas al diablo o al destino.
Es una forma fácil de no hacerse cargo de la propia vida.
Yo tengo una amiga que no cree ni en el diablo ni en el destino, pero cada vez que uno le cuenta que su estado de ánimo anda mal, dice que es por la luna.
-Es la luna.
-...
Me pregunto qué tendrá que ver la luna con mi estado anímico.
-la luna controla todo, por eso a los locos se les dice lunáticos y de los cambios de ánimo de la luna nació la leyenda del hombre lobo.
Así que a la luna últimamente la miro con cuidado.
Nunca se sabe en qué cosa extraña lo puede terminar transformando a uno cuando está llena.

Frases que significan otra cosa pero uno nunca lo notó

Charlando con amigos llegamos a la conclusión de que la frase "Donde hubo fuego cenizas quedan", que se suele aplicar para decir que "si hubo amor, pasión o lo que sea, siempre quedará algo", está en realidad muy mal aplicada.
Cenizas. ¿Qué son las cenizas? Las cenizas no son más que un polvillo grisáceo que se vuela con el viento.
Si pasás un plumero y un trapito húmedo, el lugar vuelve a quedar limpito. O sea que en realidad, cuando uno dice "donde hubo fuego cenizas quedan", lo que estaría diciendo es que "no queda nada que no se pueda borrar de un plumerazo".
Sería una cuestión de error interpretativo social.
Que el carbón tarde en apagarse e inclusive parezca que lo está cuando en realidad todavía está prendido, no significa que una vez apagado quede algo de el, y sólo si se "reaviva", el fuego se puede mantener prendido.
Y por cierto, "tardar en apagarse" no significa "arder eternamente"

Para mi en cine, no hay nada más macabro que las películas en donde los niños son "diabólicos".
Esa combinación de inocencia asesina que nadie distingue hasta que es demasiado tarde y ya todo está perdido, porque... ¿quien puede pasar más desapercibido como asesino que un niñito tierno de buena familia?, ¿quien mataría fácilmente a un chiquito que hace pucheros aunque esté segurísimo que tiene al mismo demonio adentro del cuerpo?
Y uno de los momentos que más me asustan,, es cuando desde algún lugar, el protagonista escucha "llorar un nene" y no sabe de donde viene el llanto.
No sé qué clase de cuestión psicológica habrá detrás de eso, pero el llanto no identificado de un niño adentro de una película de terror, es siempre tétrico.
Y ni hablar si se escuchan pasos o sombras de nenitos que "corren" jugueteando macabramente a las escondidas.