Se podría decir que la reunión de consorcio de anoche fue la mejor que he tenido en mi vida aunque nunca se sabe.
Deberían haber visto pobrecito al viejo que nos administra. Aunque en cierta forma Alberto tenía razón, me partió el alma.
Hay que ver lo mal que lo trató el hijo de puta mientras exponía sus motivos en contra.
A un costado estaba Luisa, su mujer que se cree un poco Evita aunque la pobre ni siquiera le llega a Esther Goris.
Y cuando digo que Alberto es un hijo de puta no lo digo porque sí. De todas formas hay que reconocer que es inteligente. No cualquiera hace el trabajito que se mandó el para defenestrar tanto a una persona.
¡Qué lástima que me dio el administrador!!!
Una tras otra le enumeró las cagadas que se había mandado con un tonito que daba asco.
Con lentitud, con calma, arrastrando las palabras...
Al término de cada cagada que enumeraba se mandaba una frasecita del estilo de "no hace falta ser demasiado inteligente para resolver esto me parece"
-Escuchame Alberto -interrumpió la del octavo- ¿me querés decir porqué en vez de esperar hasta hoy para decir estas cosas no se lo ibas diciendo a el para que lo corrija a medida que pasaban o avisabas a algún miembro del consejo?
Alberto siguió imperturbable enumerando las cagadas del viejito, claro que no se imaginaba que este iba a decir la línea que haría detonar la bomba.
-Disculpenmé gente, pero a mi nunca antes me habían tratado tan mal en mi trabajo, así que yo en estas condiciones no puedo seguir trabajando para ustedes.
Renuncio.
-¿Sabés que pasa Alberto? -se ofuscó la del octavo entre el murmullo general- ¡que vos sos un guacho, porque organizaste todo a propósito y no era necesario llegar a esto, así que hagan lo que quieran, yo de acá me voy!
Lo que siguió fue realmente genial.
No puedo precisar exactamente los tiempos, pero la del octavo se empezó a subir al ascensor, y la siguieron dos vecinos que asentían sobre la hijoputez de Alberto.
Yo estaba justito al lado de su esposa (La de Alberto que se cree Evita), y pensando que la cosa estaba terminando empecé a tomar envión para irme cuando un grito me bombardeó el oído.
-¡TE DIJE ALBERTO QUE NO ABRÁS LA BOCA PORQUE ACÁ SON TODOS UNA MIÉÉÉRRRDÁÁ!!!
Una milésima de segundo de silencio y el ascensor que todavía no había arrancado se abrió de repente. Salieron las tres que se iban de adentro con la del octavo a la cabeza.
-¿Qué te pasa a vos?, ¿A quién le decís mierda?
-¡YO A VOS NO TE HABLÉ!... -contestó la Símil Esther Goris dándoles la espalda y hablándole a su marido- ¡TE DIJE ALBERTO QUE NO DIJERAS NADA QUE ERAN TODOS MIÉÉÉRRRDAAAAS!!!!
Todos la mirábamos sorprendidos, también se escuchaban murmullos.
-¡Escuchame maleducada, vos me estás tomando por pelotuda, que te creés que no sé que me estás diciendo mierda a mi!!
-SI, VOS TAMBIÉN SOS UNA MIÉÉRRRRDAAAA!!!
-¿Cómo vos TAMBIÉN?, -saltó una de no sé donde a la que nadie le había hablado- ¡yo no soy ninguna mierda!
-¡A VOS NO TE DIJE MIERDA!
-¡No tenés derecho a decirle mierda a nadie!- agregó otra.
Yo miré para adelante y mis ojos se posaron en una chica de unos veinte años que asistía a su primera reunión de consorcio y que estaba tan tentada que le caían lágrimas, así que teniendo en cuenta que Símil Esther estaba justo al lado mío, miré hacia abajo y me dediqué a seguir escuchando.
-¡HUBIESES DEJADO QUE SE LES CAIGA EL EDIFICIO ENCIMA, PORQUE SON TODOS MIÉÉÉRDÁÁÁSSS!!!!
-Esta mujer está alterada... -dijo alguien.
-Luisa ¿Porqué no te tranquilizás? -acotó el marido
-¡PORQUE SON TODOS UNA MIÉÉÉRDÁÁÁÁ!!!!
La viejita que tenía al otro lado se me acercó y me susurró al oído.
-¿Porqué les dice mierdas?
-¡Tu marido y vos son dos hijos de puta que se quieren llevar el mundo por delante!!! -gritaba la del octavo.
-QUE SE LES CAIGA EL EDIFICIO ENCIMAAAA!!!
-¡Loca de mierda sos vos!
-¡¡¡¡MIÉÉÉRRRDÁÁÁS!!! ¡¡TODOS MIÉÉÉÉRDÁÁÁSSS!!!

En tres días tenemos la segunda reunión porque esta obviamente terminó para la mierda aunque fue la mejor que tuve en mi vida y dudo que se vuelva a repetir algo como eso por que dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero nunca se sabe.