A los dieciséis años fui a un cumpleaños en donde me morí de hambre y me aburrí profundamente.
Me acuerdo que me pasaron a buscar por casa dos amigas que conocían a la cumpleañera. Antes de entrar una me preguntó si había comido algo.
-No -contesté- ¿para qué?, voy a comer ahora.
-por que en los cumpleaños de Juliana te morís de hambre.
-ay cierto -agregó la otra- yo vine al del año pasado y me morí de hambre en serio.
-¿cómo puede alguien morirse de hambre en un cumpleaños???
-da para estar un ratito e irse por que son re aburridos. Es como que siempre estás esperando que empiece el cumpleaños y nunca empieza.
Seríamos unas quince personas. Después de charlar un rato en grupos sin que sirvan nada, trajeron dos bandejitas con más o menos una docena de sángüiches de miga chiquitos en cada una, que obviamente desaparecieron en segundos.
Tardaron como media hora en servir una segunda tanda y nunca más hubo una tercera.
En algún momento se cortó la torta que era un bizcochuelo simple cubierto con una capa de dulce de leche. Sirvieron una porción finita a cada uno y al comentario de "guarda la torta que mañana viene la tía", desapareció.
Yo me quedé con la sensación de que no había habido cumpleaños y llegué a la conclusión de que el cumpleaños es cumpleaños si hay suficientes bandejas de comida por todos lados que deben (obviamente) ser acompañadas por abundancia en bebidas de todos los gustos.
Las bandejas de comida circulando hacen circular el diálogo y el bullicio y por ende el cumpleaños.
Cuando ya nadie puede comer nada queda una sensación de felicidad compartida y una sonrisa de apachurramiento tanto en los alcohólicos como en los abstemios.
Un cumpleaños es feliz cuando la gente sale diciendo "¡Qué manera de comer!" y cualquier persona de clase media baja para arriba puede hacer un gran cumpleaños si hay abundancia de comida.
El estilo es lo que marca la diferencia de clases sociales: desde una mesa con pesceto, cerdo y otras carnes, panes, salsas para elegir, quesos de todo tipo con frutas y chocolates, pizzas o sanguichitos caseros de jamón y queso, gaseosas Pindonga o auténticas Coca Colas, cervezas, vinos espectaculares o en tetrabrick, lo verdaderamente importante para que la fiesta o reunión sea perfecta es que no falte cuando se necesita.
Decir "¡qué manera de comer!" para un argentino significa decir "¡qué bueno que estuvo!"
A partir del cumpleaños aquel me propuse que nunca nadie se iba a morir de hambre en un cumpleaños mío y entonces, siempre sobra comida para un mes entero.
Así que anoche, cuando le comenté a un amigo que tenía miedo de que no alcance la comida (miedo que tengo cada vez que hago una reunión en casa) me sentí terriblemente feliz con su respuesta: "¿que no alcance??? ¡vos estás loca!, si en tus cumpleaños siempre se come y se chupa como un animal, por favorrrrr, yo de tus cumpleaños salgo que reviento!!"
Y en mi perfil de Blogger tengo un año más.