En el colegio secundario tuve una amiga, Vicky, que era adepta a los furcios, actos fallidos y malos entendidos.
Por otro lado, mi imaginación siempre fue exuberante cosa que discordinaba con mis preceptoras o profesoras absolutamente carentes de ella.
Ustedes deben entender que fui a un colegio secundario de "Señoritas" que en vez de directora tenía una interventora y en una época regida por la escasa inteligencia militar.
El prólogo de la anécdota empezó durante un recreo de primer año, cuando una de las chicas me dio distraídamente un golpecito en el ojo. Seguimos como si nada (porque no había sido nada) hasta que sonó el timbre.
Iba entrando al aula detrás de mis amigas cuando mi preceptora me agarró fuertemente del brazo y con ojos aterrorizados me preguntó:
-¿¡Qué te pasó en el ojo??!!
-no sé... ¿por qué? -pregunté un poco asustada.
-¡Porque tenés TODO lleno de SANGRE!!!
En ese momento vi todo negro. Lo primero que pensé fue en un espejo para verme, aunque temía ver un ojo destrozado o peor aún, un cuenco vacío! Me imaginé la sangre corriendo por mi mejilla y ni siquiera me animé a tocar así que me empecé a sentir mal y me senté en el banco más cercano.
-¡se desmaya!!! -empezó a gritar Vicky ignorante del fallo de la mujer.
-¡decime cómo tengo el ojo, por favor! -le pregunté señalándome el ojo accidentado.
-¡no tenés nada! ¿por qué??
La preceptora me apantallaba con una carpeta mientras ordenaba a alguien que vaya a buscar agua.
-no me mientas, Vicky, decime la verdad.
Por supuesto, yo estaba convencida de que la verdad ya había sido dicha por mi preceptora, una mujer correcta, incapaz no sólo de mentir si no siquiera de exagerar.
Pedí que me traigan un espejo. Me aterrorizaba encontrar a mi ojo nadando en un pozo de sangre pero debía ser fuerte y verlo por mí misma.
-Te juro que no tenés nada, boluda. No entiendo por qué me preguntás eso!! ¿Qué sentís?
Mi otro par de amigas también sostenía que no tenía nada, sin embargo, era la PRECEPTORA la que había dicho que tenía TODO LLENO DE SANGRE!!
-¿tengo todo lleno de sangre??!, decime la verdad! ¡seme franca!
Alguien me acercó un espejo, pero antes de ver que no tenía nada, yo quería escuchar el veredicto de Vicky.
-te pido por favor... ¡SEME FRANCA, VICKY, -le grité- SEME FRANCA!
Vicky miró muy fijamente hacia el supuesto ojo reventado. Durante un instante mi corazón se detuvo esperando en suspenso el irreversible diagnóstico. Ella tenía el ceño muy fruncido denotando una preocupación terrible y entonces me preguntó alarmadísima:
-¿Se te franca??... ¿PARA DÓNDE SE TE FRANCA??!!!!


Franqueamiento: acción del verbo francar, dícese del ojo que se sale súbitamente de la órbita por voluntad propia.