De las primeras veces que me llevaron al cine, recuerdo muchas películas que me parecieron maravillosas: "La noche de las narices frías", "Pipi medias largas", "Willy Wonca y su fábrica de chocolates" (evidentemente, la original), etc., pero la primera que realmente me impactó, me "transportó" enérgicamente y que recuerdo inclusive la emoción fuertísima que me provocaba verla, es "El mago de Oz".
Siempre, desde que empezaba, me causaba una sensación increíble.
A veces, cuando me quedaba sola, intentaba recrearla en mi cabeza con todos los detalles tal como si la estuviese viendo para revivir ese "sentimiento", pero mucho antes de la mitad de la película se me empezaba a mezclar todo y mi mente quedaba chica para semejantes imágenes.
Como por ese entonces no existía aún la videocasetera, y cuando sacaban de cartelera un filme había que esperar años para volver a encontrarlo, hice que me lleven a verla más de quince veces seguidas hasta que dejaron de pasarla.
Yo vivía en el barrio de Flores, y la iba a ver al cine "Rivera Indarte".
No sólo creía que ahí era en el único lugar en el que la daban, si no que estaba convencida de que allí pasaban solamente ESA película, y desde entonces, a la palabra "riveraindarte" la asocio indefectiblemente al país de Oz y siempre me evoca un tornado de fantasía, los zapatitos de rubí, la fantástica bruja verde y la divina Glinda, el camino amarillo, y Dorothy, con su cabello y labios en rojísimo blanco y negro, entonando "Sobre el arco íris".