Suena la manteca de cacao. Yo la saco del bolsillo de mi chaquetilla e intento apagarla del botoncito que tiene al costado pero no hay caso. Intento e intento pero se ve que está trabada y sigue sonando hasta que me despierto y apago el despertador.
Me vuelvo a dormir.
Ahora el protector labial, por suerte ya dejó de sonar.
Me prometo que la próxima vez, voy a comprar uno normal. Sin alarma.
Y por más que lo pienso no puedo entender a quién se le pudo haber ocurrido fabricar un despertador manteca de cacao.