Se terminó una etapa.
Por suerte, siempre lo que vino después fue mejor, aunque los períodos de transición no dejan de resultarme desconcertantes.
Tengo miedo por lo que vendrá pero no dejo de pensar que será bueno.
Esta parte mía, de carácter tan "optimista", es una de las pocas que a la hora de calcular a ojímetro mi nivel de inteligencia me hacen sentir como Heidi, es decir: una reverenda pelotuda.

*toda mujer debería tener siempre presente el "principio de la palanca" de Arquímedes.