A "Juana" (sí, le habían puesto de nombre "Juana" y era una chica de unos quince años), le convidaban un porro en la escuela. Después, se la iban comiendo los bichos. Millones de ellos. Le recorrían todo el cuerpo mientras ella gritaba y se convulsionaba aterrorizada bajo el estruendo de una música enloquecedora.
La publicidad terminaba con ella, sentada en la calle en estado catatónico, sucia y desalineada, mientras una tétrica voz en off aconsejaba algo así como... "no dejes que te pase lo que le pasó a Juana... No te drogues"... o algo así.
Y cuando terminó, yo estaba aterrorizada.
-tengo miedo... -le dije a mi mamá haciendo pucheros- tengo miedo de que me pase lo mismo que a Juana y me coman los bichos...
-nooooo! pero eso es película... eso es mentira... a vos no te van a comer los bichos, quedate tranquila que es una fantasía.
-pero ¿por qué se la comen los bichos?...
-no se la comen los bichos, Tere... es película...

Esa noche tuve la primera pesadilla (de las tres que recuerdo) de mi vida.
Estoy acostada en mi cama y Juana, convertida en muñeca patilarga, intenta romper el vidrio, y yo sé que si entra, me va a pasar todos esos insectos que me van a entrar por la boca y los ojos y me van a ir comiendo desde dentro hacia fuera.
A partir de ahí ya no me acuerdo, pero mi mamá (que dice que no sabía qué decirme aquella vez) me cuenta que la próxima vez que volvieron a dar esa propaganda, yo me tapé los ojos.

¿Alguien en el mundo vio esa monstruosidad alguna vez?
(haber visto eso, que me hayan tenido que rescatar los bomberos después de una hora de estar atrapada en un ascensor, y que me hayan rescatado del mar con bote y todo mientras una multitud hacía ronda para verme salir muerta, constituyen parte del patrimonio envidiable de mi existencia).