De la maldad de los niños (un viaje en colectivo a través del tiempo)


Yo nunca creí en eso de que "pooobre... lo que pasa es que está viejito". No.
Yo creo firmemente que un anciano jodido, fue un joven jodido, y un joven jodido, fue un niño jodido.
Tenía cosa de cinco años y había aprendido que, si en el colectivo molestaba a mí mamá lo suficiente con ..."¡me quiero sentar, estoy cansada!!!", siempre alguien se levantaba y nos daba el asiento.
Me acuerdo que inclusive, ella insistía con gesto de vergüenza en que no, ..."por favor señor, gracias pero no, si es de caprichosa nomás"... pero como yo seguía llorando el pobre hombre, o la pobre chica, insistían más aún, y mi mamá me hacía sentar a mí sola quedándose de pie y muda ante mi insoportable actitud merecedora de un cachetazo.
Cierta vez, como tantas en las que el colectivo estaba lleno, me dispuse a insistir con toda mi capacidad dramática acerca de lo cansada y necesitada de sentarme que estaba, pero resultó que una buena señora (bastante mayor, a juzgar por su cabello blanco) que justo estaba delante mío, apenitas dije, "me quiero sentar, estoy cansada", se corrió un poquito de donde estaba y me dijo en tono bajo pero autoritario... "vení, nena, sentate acá". Yo me quedé mirándola como sospechando que no me convenía hacer escándalo para que se levante del todo, pero mi mamá, ante mi duda y después de agradecerle a la mujer, me dijo en tono de "si no obedecés, en casa te mato":
-sentate y callate la boca.
Me pareció ver un brillo en la mirada de la mujer, y pese a que no era eso lo que quería me senté.
Viajé incómoda. Lo suficiente como para darme cuenta de que mis caprichos tenían un límite, y como para nunca más hacer una escena de ese estilo en ningún lado (hubo otras, pero son tema de oooootros posteos).
De esto me acordé el otro día cuando una nena hizo algo parecido en el colectivo atestado. Yo la escuchaba pero no la veía, y también escuché al señor que dijo "venga señora, sientelá" y a la mujer disculparse y decir "por favor señor, gracias pero no, si es de caprichosa nomás" y a mí... "BUAAAAA!!! MEQUIEEEEROSENTAAARESTOYCANSADAAAAA!!!!"... "por favor señora, déjela sentar que es chiquita".
Y no sé si fue un encuentro entre dos tiempos. No sé si la nena era yo u otro monstruo en preparación. De lo que sí estoy segurísima ahora, es de quién era aquella señora que se corrió esa tarde.
Es bueno tener una meta para la vejez, y les juro que espero con ansias el momento en que me toque esa criatura, llorando manipuladoramente a mi lado, para decirle feliz... "vení, nena, sentate acá".
Y me encanta la idea de poder "educarme" a mí misma.

Muerte ornitológica (Variaciones sobre el "no somos nada")



En el velorio de un tío abuelo, la viuda me dijo refiriéndose a su marido:
-por suerte murió como un pajarito...
-y claro... -le dije yo- mejor.






(todavía me pregunto qué me habrá querido decir).


Primer encuentro

Éramos diez, varones y mujeres. M y yo, con cuatro años, las más chicas.
Me acuerdo que entre todos corrimos al ratón por el jardín hasta que quedó acorralado contra el tronco de un árbol, entonces, G, agarró una piedra del cantero y con el aliento eufórico de todos nosotros apedreó al animal hasta matarlo.
Después, los chicos se fueron para adentro y M y yo nos quedamos ahí, junto al árbol.
Y era un ratoncito muy chico, más que la palma de mi mano. Me acuerdo que lo levanté de la cola y me dio una pena tremenda porque parecía tan inocente e inofensivo, y lo habíamos matado, y yo estaba tan pero tan arrepentida entendiendo por primera vez que la muerte era irremediable.
Y cuando lo sostenía en alto sintiendo toda esa culpa y la certeza de la terrible equivocación, mientras desde la casa llegaban las risas de los otros, M le rozó muy despacio la cabecita y fue la primera en ponerse a llorar.

Tres al hilo

clickeá sobre las imágenes si querés ver las búsquedas ampliadas


Entraron a mi blog buscando: "modelo de celulares que leen la mente" pero para poder ayudarlos necesito más datos porque acá no queda claro si estos sólo sirven para que charlemos leyéndonos la mente entre interlocutores, si también nos marcan el número telefónico al cual queremos llamar leyéndonos la mente o si los celulares tienen vida y nos leen la mente pero nosotros ni nos enteramos. En todo caso esta búsqueda yo creo que está muy unida a otra que llegó: "por culpa del celular".
No sé bien cual es la relación, pero es obvio que ahí hay algo muy raro.
Mientras averiguo el tema de los celulares asesinos, voy a ir hablando sobre otra búsqueda que, aunque no tenga nada que ver con el tema anterior, es mucho más urgente:

Mi bebé es sonámbulo


Señora: su bebé es el diablo.
No se preocupe, le puede pasar a cualquiera. A la virgen María la dejó embarazada una palomita, a usted seguramente un chacal aunque no se acuerda porque esa noche la drogaron y siempre pensó que había sido su marido el que le dejó los arañazos, pero no: era el diablo, o sea, su propio hijo (de usted) que encima es su propio padre (de él). Es difícil, pero si se concentra lo va a entender.
Mi consejo es que haga como Rosemary y lo quiera, porque después de todo es su hijo, eso sí, mejor durante la noche enjáulelo. He oído sobre casos de bebés que han caminado por el techo hasta dejarse caer sobre la cabeza de sus padres para asesinarlos y comérselos.
¡Mucha suerte!

(y ojo que no estoy tan segura de si los celulares no habrán tenido algo que ver en este caso del bebé diablo)