Me pasa que a veces conozco gente que dice hacer trabajos sobre cosas que jamás se me hubiera ocurrido que se hacían. No que sean cosas insólitas sino que simplemente son cosas que me parece que nacieron así.
Yo puedo aceptar que hay gente que trabaja en papeleras y que fabrica papel, que hay gente que hace los subtítulos de las películas o que trabaja en una embotelladora, en un taller mecánico, en una fábrica de materiales quirúrgicos o en una fábrica de velcro. Pero por ejemplo, para mí las banditas elásticas nacen naturalmente por generación espontánea. ¿O acaso conocen a alguien que trabaje en una fábrica de banditas elásticas? Apuesto a que no. Además, ¿Cuántas veces en la vida las compraron y pese a no haber comprado casi nunca (o nunca), siempre tienen una?

Otra cosa que nace por generación espontánea, son los pinchos de los cepillos de dientes. No puedo creer bajo ningún concepto que me digan que hay gente que trabaja fabricando pinchos de cepillos de dientes. Imaginen una fábrica de eso. Millones de pinchitos revoloteando por todos lados desordenadamente. No. Es obvio que se fabrica el cepillo con los agujeritos, y los pinchitos brotan solos desde ahí.
Pero siempre hay gente capaz de inventar las cosas más absurdas. El otro día por ejemplo, conocí a alguien que me dijo que trabajaba escribiendo prospectos de medicamentos. ¡Hay cada loco! ¿O me van a decir que alguien tiene dudas de que los prospectos de los medicamentos nacen así: ya impresos?