Siempre me llamó la atención esa gente que al ir a la casa te pide disculpas y comenta como al pasar... "es que tengo todo hecho un quilombo"... y está todo impecable.

Por más que busco, el único desorden que veo es el típico de las revistas de decoración o arquitectura, ese que muestra al último best seller abierto sobre el impecable sillón y los lentes dejados sin querer sobre la mesita ratona, o las llaves del auto sobre la mesada de la cocina junto a una bolsa de papel volcada de donde asoman un par de pintorescas manzanas.
Si así está desordenada, me pregunto cómo estará la casa de esa gente cuando está ordenada y como cualquier movimiento podría generar el supuesto desacomodo, me los imagino inmóviles, parados en el medio de la sala dando vueltas en círculos para mirar el orden, congelados cómo Ken y Barbie en su casita de muñecas.



A los dieciséis años fui a un cumpleaños en donde me morí de hambre y me aburrí profundamente.
Me acuerdo que me pasaron a buscar por casa dos amigas que conocían a la cumpleañera. Antes de entrar una me preguntó si había comido algo.
-No -contesté- ¿para qué?, voy a comer ahora.
-por que en los cumpleaños de Juliana te morís de hambre.
-ay cierto -agregó la otra- yo vine al del año pasado y me morí de hambre en serio.
-¿cómo puede alguien morirse de hambre en un cumpleaños???
-da para estar un ratito e irse por que son re aburridos. Es como que siempre estás esperando que empiece el cumpleaños y nunca empieza.
Seríamos unas quince personas. Después de charlar un rato en grupos sin que sirvan nada, trajeron dos bandejitas con más o menos una docena de sángüiches de miga chiquitos en cada una, que obviamente desaparecieron en segundos.
Tardaron como media hora en servir una segunda tanda y nunca más hubo una tercera.
En algún momento se cortó la torta que era un bizcochuelo simple cubierto con una capa de dulce de leche. Sirvieron una porción finita a cada uno y al comentario de "guarda la torta que mañana viene la tía", desapareció.
Yo me quedé con la sensación de que no había habido cumpleaños y llegué a la conclusión de que el cumpleaños es cumpleaños si hay suficientes bandejas de comida por todos lados que deben (obviamente) ser acompañadas por abundancia en bebidas de todos los gustos.
Las bandejas de comida circulando hacen circular el diálogo y el bullicio y por ende el cumpleaños.
Cuando ya nadie puede comer nada queda una sensación de felicidad compartida y una sonrisa de apachurramiento tanto en los alcohólicos como en los abstemios.
Un cumpleaños es feliz cuando la gente sale diciendo "¡Qué manera de comer!" y cualquier persona de clase media baja para arriba puede hacer un gran cumpleaños si hay abundancia de comida.
El estilo es lo que marca la diferencia de clases sociales: desde una mesa con pesceto, cerdo y otras carnes, panes, salsas para elegir, quesos de todo tipo con frutas y chocolates, pizzas o sanguichitos caseros de jamón y queso, gaseosas Pindonga o auténticas Coca Colas, cervezas, vinos espectaculares o en tetrabrick, lo verdaderamente importante para que la fiesta o reunión sea perfecta es que no falte cuando se necesita.
Decir "¡qué manera de comer!" para un argentino significa decir "¡qué bueno que estuvo!"
A partir del cumpleaños aquel me propuse que nunca nadie se iba a morir de hambre en un cumpleaños mío y entonces, siempre sobra comida para un mes entero.
Así que anoche, cuando le comenté a un amigo que tenía miedo de que no alcance la comida (miedo que tengo cada vez que hago una reunión en casa) me sentí terriblemente feliz con su respuesta: "¿que no alcance??? ¡vos estás loca!, si en tus cumpleaños siempre se come y se chupa como un animal, por favorrrrr, yo de tus cumpleaños salgo que reviento!!"
Y en mi perfil de Blogger tengo un año más.

Vacaciones

Aquí estoy, en un lugar en donde abundan los yacarés y las cigarras.
La cigarra es un bicho espantoso que no quisiera encontrar adentro
de mi dormitorio jamás.
Hay cosas mejores para encontrarse adentro de un dormitorio.

La lengua, la tijera y la conchuda


Hasta los nueve años viví en el barrio de Floresta.
No sé cómo estará ahora, pero en esa época era bien barrio, con el típico almacén, la iglesia, nosotros y la loca.
Durante el verano yo llegaba de la colonia y me iba todas las tardes a jugar a la calle con los chicos. Éramos un grupo de unos quince chicos, a veces más o a veces menos. Tres mujeres y el resto varones, los más chicos tendrían seis años, el más grande tenía doce.
En general nos reuníamos casi todos en la esquina de mi casa y desde ahí íbamos a buscar a los primos de uno que vivían a un par de cuadras y no podían salir solos.
Para llegar a lo de ellos, pasábamos por la puerta de la casa de una vieja desaliñada a la que, ni sé por qué, ni cómo empezó pero cada vez que la veíamos afuera una de las chicas (siempre la misma y la más grande), le decía con musical tonito de sabelotodo ..."Chau conchuda..."
Creo que nadie tenía mucha idea del significado de la palabra "conchuda", pero todos sabíamos que estaba mal decirle eso y la cuestión era que la chica se lo dijera para después salir corriendo a toda velocidad.
Siempre nos había resultado graciosísimo hasta que nos agarró la vieja.
Pasábamos como todas las tardes por ahí y la vimos. No había ninguna señal de que algo iba a ser diferente o otras veces, pero ese día, en el instante en que Ana empezó a abrir la boca y a deslizar el prohibido saludo, la mujer estiró la mano de repente y en un segundo la tenía agarrada del brazo.
-¿QUÉ ME DIJISTE PIBA? ¡REPETÍ LO QUE ME DIJISTE!!
Ante semejante reacción, nos quedamos todos helados mirando la escena.
-¡Nada! ¡No dije nada! -gritaba Anita.
-¡Entrá para adentro, mocosa!!!
Si hubiésemos razonado como adultos, hubiese ido alguno con urgencia a pedir ayuda mientras los otros intentábamos tranquilizar a la vieja, pero lo que hicimos nosotros fue entrar atrás de nuestra amiga en malón mientras intentábamos convencer a la señora de que "era un chiste señora", "perdonelá señora" , "no fue con mala intención señora".
Entre señora y señora la vieja (que tenía firmemente agarrada a nena con una mano), tomó de arriba de la mesa una enorme tijera y con cara de loca empezó: "¡¡ABRI LA BOCA Y DECÍ AHORA LO QUE ME DIJISTE ANTES!!!"
Creo que recién ahí empezamos a ver bien fea a la situación, al menos Ana, que cerró la boca como si la tuviese pegada con la gotita.
-¡¡Mmhhmmmmm!! ¡¡Mmmmhhmmhm!! -decía con ojos desesperados.
-¡No le haga nada señora, por favor!!!!
-¡¡Por favor, señora, déjela ir!!!!
-¡¡Mmhhhmmmmm!!!!
-¡Se lo suplico Señora!!, No le haga nada!!!
-¡¡¡¡Mhhhmmmmhhm!!!!
-¡Sueltelá por favor!!!
-¡REPETÍ LO QUE ME DIJISTE!!! ¡A VER SI TE ANIMÁS MOCOSITA!!!! -gritaba la loca esgrimiendo la tijera.
Anita empezó a llorar desesperadamente pero con la boca cerrada.
-¡PEDIME PERDÓN O TE CORTO LA LENGUA!!!!
Como la otra seguía llorando sin abrir la boca empezamos a alentarla.
-¡Dale Ana, pedile perdón!!!
-¡Si le pedís perdón te suelta!!!
-¡¡Mmmmhhmmhh!!! -chillaba en silencio.
-¡Está nerviosa señora, por favor perdonelá!
-Yo la suelto si me pide perdón ¡AHORA!!!
-¡¡¡¡PERDÓN!!!!! -se escuchó el grito corto y seco, y en un segundo volvió a pegar los labios.
La bruja la soltó. Ella salió corriendo la primera, atrás el resto.
Corrimos hasta dar la vuelta a la manzana. Ahí paramos y mirándola a Anita y recordando su "Chau conchuda" musical, todo empezó a ser gracioso. Y entonces nos reímos. Literalmente nos revolcamos, lloramos de la risa y seguimos así como durante una semana entera .
Nunca más pasamos por lo de la vieja y juramos no contárselos a nuestros padres por que supusimos que no nos iban a dejar volver a salir.
Todavía nos seguíamos acordando de eso cuando me mudé a Almagro para siempre un par de años después, a los nueve.

Chicas mostrando su casita peluda

Entraron a mi blog buscando "LO MÁS ESCALOFRIANTE DE LOS ESPECTROS", así que aquí va una pequeña reseña sobre lo que sé sobre este tema.
Ante todo no confundir espectro con zombie, vampiro o cualquier cosa que tenga que ver con "muerto en vida".
Los espectros son fantasmas malos, y en general los peores son los de los niños.
Los fantasmas de niños pueden ser "angelitos" o "espectros", o sea, buenos o malos. Aquí van unos consejos de cómo zafar (si Dios quiere) de uno malísimo.
Por ejemplo, en "El espinazo del diablo"... ese niño muerto que se acerca lentamente al otro que está intentando abrir infructuosamente la puerta del armario en donde se quedó encerrado, y atrás el espectro infantil y podrido que se acerca despaaaaacio despaaaacio y va estirando sus manitos blancas hacia la nuca del chico que intenta e intenta abrir la puerta desesperadamente y las manitos que se aceeeercan y el otro que grita y grita mientras atrás el cadáver fantasmal cada vez más cerca...
En todos los casos, lo MÁS escalofriante está en la lentitud con la que se acercan mientras por algún motivo del destino, uno está atrapado en el lugar espectral.
Si les llegase a pasar algo así, no crean que cerrando los ojos va a desaparecer. Nonono! Eso es un GRAVE ERROR. Ustedes DEBEN continuar insistiendo en abrir esa puerta si o si hasta el último instante.
Si consiguen abrirla, salgan de la habitación y de la casa esa ¡YA!... ¡CORRAAAAN!!!, y una vez afuera pueden respirar tranquilos, por que los espectros se quedan atrás. Están atrapados en ese limbo personal y no salen de allí jamás aunque el "jamás" es peligroso en cualquier situación de la que nadie haya vuelto.
Si NO consiguen abrirla, recen algo rápido y arrepiéntase de sus pecados más rápido todavía que con suerte el bicho desaparece dándoles tiempo a irse o en su defecto, se van al cielo por que si no, se quedan atrapados junto al infernal niñito para siempre.

Otra de las búsquedas con la que entraron a mi blog fue "CHICAS MOSTRANDO SU CASITA PELUDA". Sé casi nada sobre eso, pero creo que se trata de alguna especie de mutación que sufren las casas cuando están expuestas a altas radiaciones, de todas formas, lo dejo para otro día por que no los quiero abrumar con tanta información y además, es mucho más importante saber huir de un espectro que de una casa peluda.

Bah, creo... ¿no?