La vecina de arriba


Yo no creo en fantasmas, pero a veces cuando estoy sola, en mi casa se oyen pasos.
Es obvio que son del piso de arriba, sin embargo suelen sonar muy al lado mío y encima están descalzos.
No es particularmente algo que me de miedo, al menos si no pienso en ellos, así que cuando los escucho, me limito a asegurarme que no hay nadie visible y me olvido.
Una vez se quedó acá una amiga mía sola mirando tele.

A eso de las dos de la mañana me escuchó caminar en el living. Yo no estaba, pero ella jura y re jura que estuvo diez minutos hablándome desde el cuarto creyendo que yo había llegado hasta que se dignó a ir a buscarme a ver porqué no le contestaba, y por supuesto, no había nadie.
Otra vez pasó que mi ex pareja escuchó correr descalzo a alguien desde la cocina hasta el cuarto del fondo.
Como yo no creo en fantasmas para mí la cosa es simple: es la vecina de arriba.
Aunque ciertas noches me entra como una inquietud.
Y no es para menos.

Después de todo, la pobre mujer hace ya diez años que está muerta.

Muchas veces sueño que estoy soñando.
Como a estos sueños los puedo "direccionar" y manejar como yo quiero, podría cumplir en ellos todos mis deseos, pero siempre aparece el mismo impedimento, el miedo a estar muriéndome en la vida real.
Por ejemplo, si al descubrir que es un sueño decido tirarme desde un barranco y volar, en la mitad del vuelo sobreviene el miedo y entonces empiezo a caer. Intento convencerme de que al no ser real seguramente terminaré de caer sin que me pase nada malo, pero entonces aparece la lógica que me dice que quizás en la realidad mi edificio se está derrumbando y que si no me despierto voy a morir aplastada.
Sólo dos palabras bastan para abandonar las aventuras:
"Quiero despertar"
Cuando despierto me quedo muy quieta y arrepentida de haberme asustado. Intento retomar el mismo sueño esta vez dispuesta a disfrutar del vuelo pero apenas estoy nuevamente en el borde del abismo vuelve a atacarme el miedo.
Ahora directamente evito tirarme. En diez segundos estoy olvidando que estoy dormida y pierdo la posibilidad de volar hasta el próximo sueño.
Hasta el día de hoy, nunca conseguí llegar a las nubes.

Una advertencia sobre el peligro mortal de comerse las uñas

Por supuesto mi mamá, como todas las madres, para que no me trague el chicle me había dicho que si me lo tragaba se me iba a quedar pegado en el estómago (¿o acaso a alguien NO se lo dijeron?), por eso el día en que por primera vez me lo tragué sin querer, lo primero que hice fue ir a que ella me salve la vida.

-¡BUAAAAAAA!!!!! MAMÁÁÁÁÁ!!!!,ME TRAGUÉ EL CHIIIICLEEEEE!!!!
-¿Y qué tiene?
-¡QUE SE ME VA A PEGAR EN EL ESTÓMAGO!!!!! BUAAAAAAA!!!!!
-bueno, pero no pasa nada, quedate tranquila...
-¡¿CÓMO NO PASA NADA?!! (snif snif) ¡¿NO ME PUEDO MORIR??!!!
Como la pata ya estaba metida y el verso estaba hecho, para no perder credibilidad me contestó:
-Noooo teresa... para eso te tenés que tragar muuuuchos.
-...ah, ¿si?...
-y si... con uno solo no alcanza.
-...

Y así aprendí que por tragarme un chicle no me iba a morir.
Claro que por las dudas las uñas no me las como.
Que un chicle se me pegue en el estómago vaya y pase, pero lo que nunca voy a permitir bajo ningún concepto es que un puñado de uñas arrancadas me desgarre la panza por dentro.

Tresela

Una cosa que me pone de mal humor es que me hablen cuando hay mucho ruido de fondo.
Por ejemplo, es muy fastidioso cuando caminando por la calle pasa un carro de bomberos o pasás por alguna obra en construcción en la que están usando el martillo neumático y alguien que te está hablando, en vez de esperar a que pase el ruido, sigue como si nada.
Lo que más me molesta es cuando me hablan mientras YO estoy haciendo algo ruidoso. Supongamos lavar los platos.
De repente escucho que "Z" (pongámosle que estoy con alguien que se llama "Z") desde el living me habla como si yo estuviese en pleno silencio...

Z: "El riaexó tresela, leirro ner lo vemos..."
YO: "(¿qué diiiijo???) ¡NO TE ESCUCHO, ESTOY LAVANDO LOS PLATOS!"
Z: (aumentando la intensidad pero sin moverse del lugar) "¡El riaexó tresela, leirro ner lo vemos!!"
YO: "¡NO TE ESCUCHÉ NADA, SI QUERÉS VENÍ ACÁ!"
Z: "¡¡EL RIAEXÓ TRESELA, LEIRRO NER LO VEMOS!!"
YO: "¿QUÉ COSA VEMOS????"
Z: (empezando a enojarse pero inflexible en su no moverse del lugar) "¡¡EL-RIAEXÓ-TRESELA-LEIRRO-NER-LO-VEEEMOSSS!!!"
YO: (que por fin cierro la canilla y ya podría escuchar bien lo que me dicen) "¿QUIÉN ES TRESELA???"
Z: "¿TRESEELAAA?? ¿QUIÉN DIJO TRESELA?, ¡SORDA!"
YO: "¿Qué decías que vemos?"
Z: "¡Yo no dije que vemos nada!"
YO: "Dijiste algo de que vemos a Tresela!"
Z: "Ay, nada que ver, bueno, ya fue, dejalo ahí"


Siempre lo mismo...
Por eso me molesta tanto que me hablen cuando hay ruidos de fondo.
¡Por que al final nunca me dicen quién es Tresela!

El fin de las estadísticas y del mundo conocido

El mundo se maneja para todo con estadísticas, (negocios, viajes, compras, publicidades etc) aunque es bien sabido que a veces, las excepciones existen. En su cuento "Pequeña historia tendiente a ilustrar..." etc, Cortázar
expuso lo insoportable que le resulta al hombre la repetición de las excepciones y lo frágil que resulta el mundo conocido cuando las reglas se rompen una y otra vez.
Pero..., ¿Cuántas veces puede repetirse una excepción para que confirme la regla?
¿Hasta cuántas veces puede repetirse sin que se considere que en realidad se ha invertido la regla y que en realidad la regla ahora la constituye la excepción?
Supongamos que tengo que viajar en avión a X lugar y justo diez días antes de mi viaje se cae (por accidente comprobado) un vuelo al mismo lugar. Se podría decir que ahora puedo viajar tranquila, porque según la ley de estadísticas, azares y probabilidades la probabilidad de que mi avión caiga accidentalmente diez días después es casi nula.
Ahora supongamos que siete días antes de mi viaje vuelve a caer, también por accidente, otro vuelo al mismo lugar.
Digamos que la probabilidad de que yo tenga un accidente yendo hacia allí, se transforman en nulas, pero algo empieza a movilizar las leyes estadísticas.
Entonces, cuatro días antes de mi vuelo (que nunca saldrá) cae un tercer avión.
Esta vez, se detiene el vuelo aéreo a ese lugar y se inicia una investigación de fondo que a lo único que lleva es a que fue un accidente, y que terroríficamente la ley de estadística (en X) está invirtiéndose.
Para rematarla, un grupo de valientes decide hacer un vuelo un día antes de lo que sería el mío que por cierto está interrumpido para siempre, y, si bien el avión este NO cae, debe realizar un aterrizaje de emergencia con heridos leves.
Los viajes aéreos a X se cierran para siempre porque ya nadie quiere volar hasta allí.
Por otro lado, cada vez que cae un avión a algún lugar, la gente deja de viajar a ese lugar en la semana subsiguiente.
Con el tiempo, las empresas aéreas empiezan a cerrar porque alrededor de la ley de estadísticas que dice que es mayor la probabilidad de tener un accidente en tierra que en avión, comienza a girar el mito de que no es cierto, porque en cualquier momento esta ley puede invertirse, y este es el fin de los aviones que tan maravillosamente bien nos han servido desde su creación hasta nuestros días.
Por supuesto, ahora las estadísticas son miradas con otros ojos, porque se sabe que en cualquier momento pueden ya no dar paso a las excepciones, si no, peor aún invertirse, por lo que las mismas quedarían destruídas para siempre.
De haber tenido paciencia, quizás nunca más en la vida (después de ese último aterrizaje forzoso) hubiese habido una accidente aéreo yendo hacia el lugar X.
O quizás si.
Quien sabe.

Como evitar que una cucaracha te ataque mientras dormís

Algo que no admito bajo ningún concepto es irme a dormir sabiendo que una cucaracha o una araña merodean libremente por la casa.
Si hay cualquier insecto lo suficientemente impresionante, asqueroso o picador suelto, nadie puede detenerme hasta no verlo muerto.
Si por algún motivo el bicho desaparece justo cuando parto en busca del Raid (¡jamás aplastaría una cucaracha!... ¡jamás!), lo busco hasta dar con el y me aseguro de que esté bien bien muertito antes de sentirme libre. Por las dudas lo junto amorosamente con la palita, lo tiro al inodoro y aprieto bien el botón. El asunto de juntarlo con la palita es difícil, porque por ejemplo las CASI inmortales cucarachas suelen "parecer" muertas pero empiezan a agitarse repugnantemente en el momento en que la pala las toca, así que antes tienen que NADAR en Raid. Si la cucaracha no NADA en Raid, es peligrosa porque uno puede soltar la pala sobresaltado en cuanto la muy guacha se mueva y se corre el riesgo de que el bicho caiga justo encima de uno mismo.
Y NUNCA tiro un insecto a la basura, no vaya a ser que resucite y durante la noche se vaya directo a mi cuarto para vengarse de lo que le hice.

Uno querría que sus primeros recuerdos sean claves para entender el resto de su vida sin necesidad de análisis. Que sean recuerdos importantes llenos de magia o dramatismo, que sirvan para filmar una película inolvidable, pero no siempre es así.
Yo tengo bien identificado el primer recuerdo "inútil" de mi vida: el del día en que el hombre llegó a la luna.
Yo tenía tres años. Estábamos sentados en la mesa del comedor mis padres y yo mirando la televisión.
Por la disposición de la mesa, quedábamos mi papá y yo mirando a la tele de frente y mi mamá se tenía que dar vuelta y darnos la espalda.
Mi recuerdo empieza cuando mi mamá (que estaba mirando un programa) se da vuelta para mirarme a mi, lágrimas salían de sus ojos, y con tono de quince telenovelas juntas del difunto Migré me dice:...
"¡NUNCA te olvides de este momento Teresa!!...¡¡NUNCA!!!"...
Y no me lo olvidé nunca. Aunque no sé para qué me lo quiero acordar. Es más, creo que ni mi mamá debe saberlo.

La repetidísima imagen del hombre caminando en la luna.

"Ella", la computadora asesina
















A veces, si por accidente uno descubre ciertos secretos que no debería haber descubierto nunca, puede salvar su vida simplemente simulando que no vio nada.
A veces el hecho de que "se sepa que se saben", son la fina línea que convierte un futuro seguro, en incertidumbre.
En muchas películas o novelas de ciencia ficción se ha hablado sobre la posibilidad de que una computadora cobre vida propia y siempre con resultados catastróficos, pero hay momentos en los que los bordes de la realidad comienzan peligrosamente a desdibujarse.
Julio Verne describió a mediados del 1800 un viaje a la luna en un maravilloso cohete perfectamente contemporáneo y con impensados detalles.
En la novela "El juego de Ender", todas las computadoras están conectadas a "la red", casi todas las personas tienen su "notebook" (o computadoras personales que se llevan como un maletín), se mandan correos privados, se meten en foros y cambian sus "nicks" mientras Ender, un chico genio, ensaya una y otra vez un fascinante juego de pc ¿virtual?. Lo increíble del libro es que fue publicado en 1984 y está basado (toda la parte del contemporáneo juego) en un cuento de 1977.
A veces pasan cosas que si bien alguna vez fueron ciencia ficción, en determinado momento no preciso han cruzado la línea. A mi me pasó una de esas "cosas" ayer...
Siempre que en mi casa se corta la luz aunque sea por unos segundos, o esas veces que titila peligrosamente, mi pc se apaga y se reinicia sola. Si se corta durante un rato más largo, se apaga definitivamente.
Anoche se cortó la luz en mi casa como durante 40 segundos, y "Ella", mi pc, ni se mosqueó.
Cuando se apagó la luz, me empecé a levantar para buscar la linterna pero algo me llamó la atención, "Ella", seguía brillando imperturbable mientras yo me quedaba quieta esperando la oscuridad definitiva que nunca llegaría.
Como a los quince segundos me empecé a preocupar. Moví el mouse pensando ilusamente que era la imagen que había quedado en el monitor, pero seguía allí. Pensé en cambiar de página para ver que pasaba, pero una fría intuición me dijo que no lo haga. Algo muy grande estaba pasando.
Cuando iba a apagar la pc por mi cuenta, ya con linterna en mano volvió la luz.
Todavía me pregunto qué hubiese pasado si hubiese tenido que llegar a la última instancia y hubiese seguido encendida aún después de desenchufarla.
Por ahora todo sigue igual.
En apariencia, porque un nuevo y aterrador conocimiento está en mi poder:
"Ella" está viva, y lo que es peor...SABE que la he descubierto
.