Aplastando bombas


No hay nada que soporte menos que a una mujer que haga trompita o se haga la nena.
Lo puedo perdonar hasta los 18 años. No más.
Será muy sexy para los hombres pero a mí, me saca.
Hasta ahora, a la única mujer en el mundo a la que le quedó fantásticamente bien la "trompita" fue a la siempre imitada y nunca igualada Marilyn.
A ninguna otra le queda bien el "nununú".
Confío en que las lectoras que entran a mi blog son todas inteligentes y no hacen esa aberración a menos que sea por pedido especial (ahí podría ser aceptable) y nunca adelante de otra mujer.
No sé al resto, pero a mí, cuando una mujer adulta habla así en mi presencia, me salen del alma unas ganas infladísimas de aplastarle en la trompa una gigantesca y exagerada bomba de crema.

De cómo por culpa de un ojo francado, dejé de creer en los preceptores escolares (un relato sin sangre)

En el colegio secundario tuve una amiga, Vicky, que era adepta a los furcios, actos fallidos y malos entendidos.
Por otro lado, mi imaginación siempre fue exuberante cosa que discordinaba con mis preceptoras o profesoras absolutamente carentes de ella.
Ustedes deben entender que fui a un colegio secundario de "Señoritas" que en vez de directora tenía una interventora y en una época regida por la escasa inteligencia militar.
El prólogo de la anécdota empezó durante un recreo de primer año, cuando una de las chicas me dio distraídamente un golpecito en el ojo. Seguimos como si nada (porque no había sido nada) hasta que sonó el timbre.
Iba entrando al aula detrás de mis amigas cuando mi preceptora me agarró fuertemente del brazo y con ojos aterrorizados me preguntó:
-¿¡Qué te pasó en el ojo??!!
-no sé... ¿por qué? -pregunté un poco asustada.
-¡Porque tenés TODO lleno de SANGRE!!!
En ese momento vi todo negro. Lo primero que pensé fue en un espejo para verme, aunque temía ver un ojo destrozado o peor aún, un cuenco vacío! Me imaginé la sangre corriendo por mi mejilla y ni siquiera me animé a tocar así que me empecé a sentir mal y me senté en el banco más cercano.
-¡se desmaya!!! -empezó a gritar Vicky ignorante del fallo de la mujer.
-¡decime cómo tengo el ojo, por favor! -le pregunté señalándome el ojo accidentado.
-¡no tenés nada! ¿por qué??
La preceptora me apantallaba con una carpeta mientras ordenaba a alguien que vaya a buscar agua.
-no me mientas, Vicky, decime la verdad.
Por supuesto, yo estaba convencida de que la verdad ya había sido dicha por mi preceptora, una mujer correcta, incapaz no sólo de mentir si no siquiera de exagerar.
Pedí que me traigan un espejo. Me aterrorizaba encontrar a mi ojo nadando en un pozo de sangre pero debía ser fuerte y verlo por mí misma.
-Te juro que no tenés nada, boluda. No entiendo por qué me preguntás eso!! ¿Qué sentís?
Mi otro par de amigas también sostenía que no tenía nada, sin embargo, era la PRECEPTORA la que había dicho que tenía TODO LLENO DE SANGRE!!
-¿tengo todo lleno de sangre??!, decime la verdad! ¡seme franca!
Alguien me acercó un espejo, pero antes de ver que no tenía nada, yo quería escuchar el veredicto de Vicky.
-te pido por favor... ¡SEME FRANCA, VICKY, -le grité- SEME FRANCA!
Vicky miró muy fijamente hacia el supuesto ojo reventado. Durante un instante mi corazón se detuvo esperando en suspenso el irreversible diagnóstico. Ella tenía el ceño muy fruncido denotando una preocupación terrible y entonces me preguntó alarmadísima:
-¿Se te franca??... ¿PARA DÓNDE SE TE FRANCA??!!!!


Franqueamiento: acción del verbo francar, dícese del ojo que se sale súbitamente de la órbita por voluntad propia.

Me di cuenta de que eso,

no es "parecer más joven", es ser "emocionalmente inmaduro".

Me gusta soñar con laberintos de escaleras.
Que siempre hay más y más habitaciones con escaleras que suben y que bajan para cualquier lado como un cuadro de Escher repetido, pero rodeado de puertas abiertas.
Entro por esas puertas y es maravilloso: otra estancia repleta de escaleras para elegir y nunca hay final, pero nunca vuelvo al principio.
Es un sueño reiterativo que lejos de ser claustrofóbico es sublime.
No sé qué es lo que me fascina de esas bifurcaciones infinitas, pero no quisiera por nada del mundo llegar a una habitación ya visitada aunque quizás estoy regresando permanentemente y el paso del tiempo con sus cambios me impiden darme cuenta o, cuando me voy, otras personas en sus sueños entran a modificarla tanto que la próxima vez que entro me resulta irreconocible.
O acaso estoy soñando en el mismo lugar y lo único infinito es el sueño.

Una meditación profunda sobre las peligrosas búsquedas de Google con las que la gente llega a mi blog

Hoy: Que me explote la cuca

Yo que usted tendría más cuidado al buscar algo así en Google, porque decirlo es muy fácil pero es evidente que nunca le explotó la cuca.
Entiendo que muchas veces uno desea cosas de las que después se arrepiente y la cuca es un asunto serio.
Ojo que hay cucas y cucas pero en todos los casos nadie quiere que le explote, así que por su bien, le sugiero que se retracte.
¿Pensó en que si hace lo que Google le dice, la cuca le puede explotar en el colectivo o en el cine por ejemplo? ¿Sabe la catástrofe que sería si pasase eso? ¿Eh?
Creo que si lo medita detenidamente se va a dar cuenta de que no le conviene para nada que le explote la cuca, así que repita conmigo mientras se concentra en la respiración:

"que NO me explote la cuca, que NO me explote la cuca, que NO me explote la cuca... "

Así está mejor. Ojalá que la próxima vez pueda controlarse más al buscar cosas en Google para no tener que arrepentirse después y para que nunca nunca le explote la cuca.

Queridis amiguitis o ¿Qué estará haciendo Gina en este instante?


Gina (Ginín para los amigos), que me plagió siete cuentos del otro blog y seis posteos de este, es (o quizás haya muerto y debería decir "era") una hermosa chica argentina que dice cosas tales como "¡Bueno amiguitis!!".
www.mundoginin.blogspot.com, no podía tener una mejor dirección: mundo Ginín.
Para el que no conoce mis cuentos, si entran, en el primer posteo se lee "Los vecinos", que es el único que está copiado con todos sus acentos y sus comas.
A partir de ahí, unos posteos más y desde "Imposibilidades eternas de la comida casera" para abajo, con excepción de "Florencia y Florencia... etc.", los demás son todos míos hasta el final (o principio) del blog.
Es curiosa la libre adaptación que hizo de algunos escritos así que si deciden leerlos, les sugiero hacerlo de los originales (de mi blog).
El más llamativo es"Ruido de fondo", al cual llamó "De fondo nuestro amor", le cambió el sexo al protagonista y le agregó unas líneas finales súper "amiguitis".
Gina se llama a sí misma la "loca escribe cuento" y a la hora de hablar nos "cunta" cosas (¡cunta imaginación!), tiene "algunas problemas" (las problemas de Gina deben ser terriblas!), y no toma "dediciones" (¿tomar dediciones será medir a dedo?).
Si bien en el blog de los plagios no se pueden dejar comentarios, si van a su perfil pueden comentar en sus muchos otros blogs. También ahí van a encontrar más fotos suyas y de su novia y más faltas de ortografía, aunque como parece haber abandonado todo el año pasado, quizás esté muerta y no lo sé... o haya perdido las dos manos en un accidente... o asesinó a la novia y está presa... quién sabe.
La pregunta del millón es: ¿Qué estará haciendo Gina en este instante???
¿Se habrá suicidado? ¿Seguirá de novia??? ¿Le habrá explotado una garrafa en la cara??? ¿Habrá perdido la memoria y anda por el mundo diciendo "hola amiguitis!" con una sonrisa de oreja a oreja?, quizás simplemente descuartizó a alguien, se lo comió y todavía lo está digiriendo.
De todas formas, sólo por el amor que me tiene, se merece este posteo.

Chaaaaau amiguiiiiitis!!!

(Ginín, andatis a la conchis de la loris)


Update: error, ni "Los vecinos" se salva de los errores de puntuación.

Lo confieso:

Siempre me gustó el Aserejé

(Y a ver cuántos valientes se animan a confesar algo como esto sin sonrojarse!)

Placeres homicidas

Cuando echo insecticida amo ver como las arañas van muriendo en capítulos entre convulsiones espásticas...
Como se desarma y desaparece desprolijamente el camino de las hormigas...
Escuchar los últimos estertores zumbantes de las moscas o los aleteos desesperados de las polillas.
Con las cucarachas no.
De ellas no amo nada.
Ni su muerte.

Esa multitud de patitas histéricas agitándose a toda velocidad me da vértigo.
Por suerte, siempre me repongo y termino ejecutando con destreza el repugnante pero necesario homicidio.