Rumbo a la perfección

Los seres humanos deberíamos ser desarmables. Ojo: no hablo de cosas como poder quitarnos el corazón si estamos tristes, o la cabeza si no queremos pensar. No. Esa es una fantasía demasiado trillada. Yo hablo de cosas concretas y simples. Es decir, que sean desarmables sólo las partes que se articulan. Así, por ejemplo, si tuviésemos que viajar en micro o avión y permanecer varias horas sentados, podríamos mandar a caminar a nuestras piernas para que no se hinchen, mientras dormimos cómodamente con la cabeza apoyada sobre los brazos que también nos quitaremos para ese fin. Los servicios de mensajería en moto o taxi (que ahora te hacen bajar a buscar el mensaje), llegarían a la puerta del departamento porque los taxistas y motoqueros mandarían a subir a un brazo con una bandeja con el paquete, mientras ellos se quedan cuidando la moto o el auto. Si hay que cargar a alguien que se desmayó, se podría desmontar por completo, poner en una mochila y llevar fácilmente en la espalda. También está la ventaja del descanso. Si uno está muerto de sueño, puede dejar trabajando a las manos y a un ojo, mientras duerme el resto.
La contra que tendría esta clase de cuerpo, sería que admitiría el recambio de piezas. Eso sería altamente favorable por un lado (porque si uno pierde un brazo, podría ponerse brazos nuevos de alguien, por supuesto, muerto), pero tendría una gran desventaja: el tráfico de personas hermosas. O simplemente de piernas lindas. O hasta de penes grandes. Habría todo un mercado negro de repuestos de humanos.
De todas formas yo creo que el hecho de que las personas no seamos desarmables, es otra prueba más, de la imperfección humana. Eso, tener que cagar y que sea tan rico comer pero que engorde. Ya que estamos, deberíamos también poder sacarnos el aparato digestivo después de las comidas, poder escurrirlo bien y volver a ponerlo en su lugar limpito y vacío. Claro que para eso además de desarmables deberíamos tener una especie de cierre para poder abrirnos y volver a cerrarnos...
Y bueno... Todo sea por la perfección.

Misterios de la naturaleza

Me pasa que a veces conozco gente que dice hacer trabajos sobre cosas que jamás se me hubiera ocurrido que se hacían. No que sean cosas insólitas sino que simplemente son cosas que me parece que nacieron así.
Yo puedo aceptar que hay gente que trabaja en papeleras y que fabrica papel, que hay gente que hace los subtítulos de las películas o que trabaja en una embotelladora, en un taller mecánico, en una fábrica de materiales quirúrgicos o en una fábrica de velcro. Pero por ejemplo, para mí las banditas elásticas nacen naturalmente por generación espontánea. ¿O acaso conocen a alguien que trabaje en una fábrica de banditas elásticas? Apuesto a que no. Además, ¿Cuántas veces en la vida las compraron y pese a no haber comprado casi nunca (o nunca), siempre tienen una?

Otra cosa que nace por generación espontánea, son los pinchos de los cepillos de dientes. No puedo creer bajo ningún concepto que me digan que hay gente que trabaja fabricando pinchos de cepillos de dientes. Imaginen una fábrica de eso. Millones de pinchitos revoloteando por todos lados desordenadamente. No. Es obvio que se fabrica el cepillo con los agujeritos, y los pinchitos brotan solos desde ahí.
Pero siempre hay gente capaz de inventar las cosas más absurdas. El otro día por ejemplo, conocí a alguien que me dijo que trabajaba escribiendo prospectos de medicamentos. ¡Hay cada loco! ¿O me van a decir que alguien tiene dudas de que los prospectos de los medicamentos nacen así: ya impresos?