1984


Una cosa que me molesta, es tener a la webcam apuntándome.
Nunca la uso; de hecho, ni siquiera abro el msn, pero a veces viene gente a casa y la pone en posición; entonces, cuando me doy cuenta, la pongo nuevamente boca abajo.
Para que no me mire. Obvio.

Del cielo, de los áizenbergs y del olvido

Mi amigo y yo, nos acostamos a dormir una siesta. Hablamos un rato sobre su dificultad para recordar los sueños, hasta que se durmió.
Hablando dormido, dijo las siguientes palabras:
-"Vuela como un aizenberg*, sin alas".
En seguida me dormí yo y tuve este sueño:
Estamos en la larga galería de un antiguo edificio abandonado. Por los ventanales entra el sol a chorros.
-¿te das cuenta de que esto es un sueño? -le pregunto eufórica a mi compañero.
-¿te parece?... no sé... no estoy seguro...
-¡estamos soñando! ¡estamos soñando los dos lo mismo y si queremos nos podemos tirar por la ventana y podemos volar!
-sí, qué sé yo... no sé...
-¡mirá! -le digo yo lanzándome al vacío.
Mientras revoloteo en círculos por el patio interno del colegio (porque ahora me doy cuenta de que es un colegio antiguo y abandonado), miro a mi amigo que se ha quedado parado en la ventana. Lo quiero saludar, pero él está cabizbajo. Le grito, pero ni aún así levanta la cabeza. Vuelvo a la galería y aterrizo suavemente su lado. Cuando ve mis pies, se anima a mirarme.
-¿me viste volar? -le pregunto.
-No; me dio miedo. Mejor así, porque únicamente los áizenbergs pueden volar sin alas.
Como era de esperar, cuando despertamos, él no se acordaba de nada.


*el suceso ocurrió muchos años atrás. El día anterior, habíamos ido a una exposición de Roberto Aizenberg lo que, obviamente, explicaría las palabras de mi amigo.

Tengo una vecina de 87 años con la que siempre hablo sobre (obvio) lo bien que está para su edad. Hoy mandó saludos para mi mamá y yo le contesté:

-muchas gracias... "igualmente".


(ya no estoy tan segura de no ser Susana Gimenez)



Una salud bárbara

A mí tener mucho trabajo me deprime. Casi todos me salen con: "che, pero qué bueno que tengas tanto trabajo", y yo no, no quiero. Yo detesto trabajar, y mucho más, trabajar mucho.
Por otro lado, cuando trabajo no tengo tiempo para pensar; esto tiene su lado bueno: evita que me deprima, así que trabajo más para no deprimirme de que trabajo mucho, entonces, como trabajo mucho me deprimo.


(después de tanto tiempo acá debería haber escrito EL POST, pero como estoy con tanto trabajo no tengo tiempo para pensarlo, y no sigo porque me deprimo. Me voy a trabajar. Cuando pase esta espantosa racha laboral vuelvo. Antes de terminar de deprimirme, obvio.)

Heidi era una pelotuda

Se terminó una etapa.
Por suerte, siempre lo que vino después fue mejor, aunque los períodos de transición no dejan de resultarme desconcertantes.
Tengo miedo por lo que vendrá pero no dejo de pensar que será bueno.
Esta parte mía, de carácter tan "optimista", es una de las pocas que a la hora de calcular a ojímetro mi nivel de inteligencia me hacen sentir como Heidi, es decir: una reverenda pelotuda.

*toda mujer debería tener siempre presente el "principio de la palanca" de Arquímedes.

De mosquitos diabólicos y deseos frustrados

Ustedes no me lo van a creer, pero ayer a la noche, estuve hablando con un mosquito.
Y sí, resulta que yo había terminado de cenar cuando pasó volando el bicho este y yo ¡plaf!, lo aplasté entre mis manos con tan buena puntería, que se ve que quedó justito entre algún huequito de los pliegues, porque cuando separé las palmas estaba ahí, aturdido pero con vida. Me disponía a aplastarlo del todo con otra palmada cuando veo que me mira. O sea: que me mire una persona, un perro, inclusive una tortuga, todo bien, pero a mí nunca me había mirado un mosquito y no saben... me dio como una cosa rara, como algo que no sabría decir qué era, y entonces, para rematar mi sensación extraña, el tipo agarró y me dijo... "no me mates, por favor!, si me dejás vivir, te concederé un deseo"... Y claro, un mosquito que primero me mira, y encima me habla fue como el acabóse. No, quédense tranquilos que no lo maté, obvio; matarlo hubiese pasado si esto fuese un cuento, pero pasó de verdad. Posta. Imagínense, ¿quién se animaría a matar a un mosquito que habla? Hay que estar muy loco para hacer una cosa así.
La cuestión, decía, es que el bichito me dice que me va a conceder un deseo si lo dejo vivir, y ahí es donde la cosa se pone difícil porque es difícil pedir un deseo, o ¿acaso nunca vieron de esos demonios que conceden deseos y al final te lo concedieron pero resulta que algo hicieron y no sé... ponéle que pediste ser rico, y resulta que sos rico pero porque cobraste el seguro de vida de un pariente, no digo cual porque eso es muy macabro, pero sería así: él se murió aplastado por una máquina en el trabajo, vos cobraste y sos rico. Son demonios malvados que si les pedís un deseo y está mal formulado, fuiste.
Por ejemplo, uno pide ser inmortal y lo convierten en piedra. Todo así, ¿se entiende? Porque los demonios esos son re vivos, y yo ¿cómo sé si el mosquito este no es un demonio? ¿eh?
Lo tengo ahí, en una cajita, esperando a ver si se me ocurre algo piola. Lo malo es que si lo quiero mantener vivo, le tengo que dar de comer, y a mí no me gusta que me pique, pero entonces pienso..."¡es un mosquito que habla! ¿cómo no le voy a dar de comer?" y agarro y le doy.
Para hacer más fuerte mi desdicha, hace un ratito nomás me aclaró... "mirá que te concedería lo que quieras, o sea: lo que quieras"... y yo no sé, por ejemplo, porque si le pido no sé... la paz mundial, o sea, ¿cómo a nadie (además de a Lisa Simpson y a mí) se le ocurrió pedirle eso hasta ahora a los mosquitos que hablan? Porque no me van a venir a decir que el mío es único. Debe haber más y se ve que nadie lo cuenta, entonces, ¿me van a decir que a nadie se le ocurrió pedir la paz mundial, o que se termine el hambre en el mundo o esas cosas? Y si es así, ¿por qué todavía siguen? ¿Eh? A mí me parece que este insecto me está queriendo engañar. Para mí que es uno de esos demonios.
Por las dudas pienso y pienso en un deseo al que no le encuentre el lado negativo y no hay caso, ninguno es perfecto.
Ya no sé si pedirle, dejarlo en libertad o matarlo, pero cuando pienso en lo último me agarran cargos de conciencia, porque o sea, ¡un mosquito que habla y yo pensando en matarlo!
¡Hay que estar muy loco para pensar en matar a un mosquito que habla!

¡Basta de creer que no es bueno!, a la hora de reunirse, nada más divino que hablar mal de otros.
Criticar es un arte que, como todo arte, no puede ser ejercido por cualquiera, pero a diferencia de otros, necesita de muchas personas para su práctica.
Algunos confunden "criticar", con "meter cizaña". No. Nada más bajo que eso. Meter cizaña es algo que sólo realizan los espíritus inferiores con muy poca confianza en sí mismos y por lo general, no es divertido ni se realiza en estados felices.
"Hablar mal de la gente", es otra cosa. Es sublime, es un placer compartido. Es aportar nuevas luces sobre el asunto y escuchar nuevas anécdotas. Es dar y recibir. Es alegrarse a cada nuevo comentario. Es sentir la euforia de ver como alguien nuevo, se interioriza de las repugnancias ajenas y quiere conocerlo. Es, ante todo, compartir. Sí. Compartir. Es risas, es alegría!
Critiquemos, gente! Desmitifiquemos el hablar mal de los demás!
Nada que pueda hacer reír y crear, puede ser malo.
Es un hecho científicamente comprobado, que, a la hora de reunirse, criticar es una de las artes* que más creatividad, ideas y acuerdo mutuo generan.

*(mentir también es un arte que, desgraciadamente, muchísimos intentan ejercer aún sin habilidad, pero eso, obviamente, es tema de ooootro post)

Si bien en este momento soy otra, diferente de la que alguna vez quise ser, para nada desearía convertirme en aquello que pretendí en el pasado.
Sé que si por azar me encontrase con mi yo de diecinueve años, no tendría, como otros ya han tenido, una charla sensata y poética frente a un río que son dos.
Ni ella ni yo ambicionaríamos conjeturar la incógnita que nos llevó a esa confluencia. No procuraríamos tranquilizarnos mutuamente, porque ambas estaríamos demasiado ansiosas por convencernos.
Yo, la de ahora, intentaría persuadir a mi yo anterior, de que hoy es mucho mejor; que no obstante lo distinto a lo que imaginó, no es menos positivo aunque sí más simple. Trataría, supongo, de allanarle el camino. Llegaría inclusive a pensar en manipularla para que encarrile hacia el lado de lo que hoy hubiese querido ser pero que en ese entonces no concebía. Lograría controlarme porque sé por experiencia, de las catástrofes de intervenir en donde no se debe.
A la otra, quizás, no le gustaría verme como será y no dejaría de tratar de incitarme a retomar el viejo sendero. Infructuosamente gastaría todas sus energías en demostrarme que alguna vez tuve la felicidad en mis manos y la dejé pasar, porque todavía está muy lejos de darse cuenta de que no es necesariamente esa, la senda de la felicidad "ajena". Ella no podría disimular su ansiedad ante la terquedad de esa desconocida que (peor aún), le cae bien. Entonces, completamente desesperanzada, con el conocimiento atroz de no poder realizar sus anhelos y convencida de la desgracia que le acontecerá, a lo mejor se quitaría la vida.
Se instalaría la paradoja.
El encuentro entre mis dos yo, nunca se produciría. Al no suceder esa reunión fatídica, tampoco ocurriría el suicidio, así que mi yo del pasado, subsistiría hasta la fecha de la ineludible coincidencia que causaría el suicidio que evitaría el encuentro que causaría el suicidio.
Todo porque a fin de cuentas, seguimos siendo iguales, aunque tan distintas. Por hoy.
Ella mañana va a cambiar de opinión varias veces hasta en un mismo día, va a tener nuevas ideas, va a encontrar otros caminos.
Acaso yo también.

A "Juana" (sí, le habían puesto de nombre "Juana" y era una chica de unos quince años), le convidaban un porro en la escuela. Después, se la iban comiendo los bichos. Millones de ellos. Le recorrían todo el cuerpo mientras ella gritaba y se convulsionaba aterrorizada bajo el estruendo de una música enloquecedora.
La publicidad terminaba con ella, sentada en la calle en estado catatónico, sucia y desalineada, mientras una tétrica voz en off aconsejaba algo así como... "no dejes que te pase lo que le pasó a Juana... No te drogues"... o algo así.
Y cuando terminó, yo estaba aterrorizada.
-tengo miedo... -le dije a mi mamá haciendo pucheros- tengo miedo de que me pase lo mismo que a Juana y me coman los bichos...
-nooooo! pero eso es película... eso es mentira... a vos no te van a comer los bichos, quedate tranquila que es una fantasía.
-pero ¿por qué se la comen los bichos?...
-no se la comen los bichos, Tere... es película...

Esa noche tuve la primera pesadilla (de las tres que recuerdo) de mi vida.
Estoy acostada en mi cama y Juana, convertida en muñeca patilarga, intenta romper el vidrio, y yo sé que si entra, me va a pasar todos esos insectos que me van a entrar por la boca y los ojos y me van a ir comiendo desde dentro hacia fuera.
A partir de ahí ya no me acuerdo, pero mi mamá (que dice que no sabía qué decirme aquella vez) me cuenta que la próxima vez que volvieron a dar esa propaganda, yo me tapé los ojos.

¿Alguien en el mundo vio esa monstruosidad alguna vez?
(haber visto eso, que me hayan tenido que rescatar los bomberos después de una hora de estar atrapada en un ascensor, y que me hayan rescatado del mar con bote y todo mientras una multitud hacía ronda para verme salir muerta, constituyen parte del patrimonio envidiable de mi existencia).

Si bien nunca pensé en el suicidio como alternativa, las veces en las que me sentí desesperada y a la hora de tener que evaluar todas las contingencias existentes para descubrir una salida, saberlo posible, fue la única de las opciones que siempre consiguió tranquilizarme.

La metamorfosis



Debo evitar que procreen. Dos o tres no son nada, pero es menester eliminar las semillas. Terminar con ellas de raíz.
Mejor prevenir.

Con la cantidad de raid que estoy echando y esto de las mutaciones causadas por el uso de insecticidas, una de dos: o mueren ellas, o yo me convierto en Gregorio Samsa.

Soñar con despertadores


Suena la manteca de cacao. Yo la saco del bolsillo de mi chaquetilla e intento apagarla del botoncito que tiene al costado pero no hay caso. Intento e intento pero se ve que está trabada y sigue sonando hasta que me despierto y apago el despertador.
Me vuelvo a dormir.
Ahora el protector labial, por suerte ya dejó de sonar.
Me prometo que la próxima vez, voy a comprar uno normal. Sin alarma.
Y por más que lo pienso no puedo entender a quién se le pudo haber ocurrido fabricar un despertador manteca de cacao.

Lista de miedos*

tengo miedo de la oscuridad
tengo miedo de las tormentas
tengo miedo de la gente que no se ríe
tengo miedo de la gente que se ríe todo el tiempo
tengo miedo de quedarme ciega
tengo miedo de los sordomudos
tengo miedo de que cuando termine todo, no quede nada
tengo miedo de la pobreza
tengo miedo de que se mueran justo ellos
tengo miedo de que finalmente se suicide
tengo miedo de llegar a la vejez y estar sola
tengo miedo de las enfermedades mentales
tengo miedo de las enfermedades incapacitantes
tengo miedo de perder las manos
tengo miedo de los policías
tengo miedo de estar en el borde
tengo miedo de tirarme
tengo miedo de las inyecciones
tengo miedo de los insectos que vuelan
tengo miedo de que todo se descontrole
tengo miedo de descontrolar
tengo miedo de aumentar los precios
tengo miedo de la burocracia
tengo miedo de los que no se dan cuenta de nada
tengo miedo de decirlo
tengo miedo de no poder decirlo
tengo miedo de que se den cuenta que soy vulnerable
tengo miedo de que se enojen
tengo miedo de decepcionarlos
tengo miedo de no tener tiempo
tengo miedo de no saber qué contestar
tengo miedo de arrepentirme


*La idea de elaborar una "lista de miedos" la tomé de la obra teatral "El amor es un francotirador", de Lola Arias.

La única Susana


Que seamos todos físicamente distintos no deja de sorprenderme.
Alguno podrá decir que siempre lo confunden con otro, que hay mucha gente que tiene gemelos en el mundo, pero seamos honestos: hasta el día de hoy, si ha habido dos gemelos completamente idénticos comprobados nacidos de distintas familias, habrán sido como mucho dos o tres pares (si los hay). Siempre que un toque de maquillaje o que el ángulo con que se mira, o que la luz y ahora encima las cirugías.
Si lo analizamos bien, esta no repetición de los seres de la naturaleza (las huellas digitales, las alas de las mariposas, los cristales de nieve, los seres humanos), es algo que se sale de toda ley de azar conocida.
Piénsenlo gente, por favor: tenemos sólo dos ojos, una nariz, una boca, dos cejas. ¿Cuántas formas de cara pueden existir? ¿Cuántas de ojos, o de orejas o de cabellos? ¿Cien de las primeras? ¿diez mil? Aunque hubiese un millón de formas de cara y cien millones de formas de ojos, el número no puede ser infinito.
Un número finito combinado con otros números finitos, da como resultado una posibilidad de combinaciones finitas.
Aunque sean quinientos trillones de trillones de trillones al cubo y más, en algún momento de la historia deberían repetirse las cleopatras, los nerones, los napoleones, las giocondas (las de Da Vinci, no la del blog, obvio), los kafkas, las marilins monroes, los nitos mestres, y hasta las madres teresas. Todos. Al menos físicamente.
Que la repetición se extienda a la personalidad y al carácter, es otro tema. Allí sí se entra (tal vez), en el reino del infinito, porque entrarían en juego además de los factores " lugar" y "otras personas", la combinación "tiempo".
Pero lo terrible de la primer situación, la "repeticional física", no es que hasta ahora nadie se haya repetido íntegramente, si no cuándo nos vamos a empezar a repetir.
Quizás las razas no sean otra cosa que una repetición masiva que se dio en algún momento y después se fue perdiendo.
Quizás en algún futuro no muy lejano comiencen a nacer todas mirtas legranes (por ejemplo) y pase a ser una raza nueva de gente. Ni caucásicos, ni arios, ni africanos, ni orientales: mirtolegranes. Quizás nos empecemos a repetir normalmente, cosa que una de cada quinientas mil personas sea igual a otra o que una de cada cien tenga al menos un familiar lejano igual a un conocido, como debería haber sido a lo largo del curso de la historia o quizás sea que cada tanto (cada un millón de años) se dan las repeticiones masivas creando nuevas razas. O que de repente para balancear todas las repeticiones que no se dieron, todos los hombres y todas las mujeres van a ser iguales por cierta cantidad de tiempo. Pongámosle que durante dos o tres días, todos los hombres nacen siendo brad pitts y las mujeres scarletts johanssons, después nacen los johnnys depps y las señoritas cosmo y así.
Me pregunto cual será la suerte de una niña que nace siendo igual a Susana Giménez, en una generación de morias casanes. Todas por la calle morias, y una sola Susana en todo el mundo.
Pobre Su.

Por cierto, qué gran película "¿Quieres ser John Malkovich?". Para los que no la vieron: altamente recomendabilísima.

Tom & Daly me dan impresión

Cómo preparar una torta de chocolate y ser feliz al mismo tiempo


A veces, cuando estamos con gente con la que no tenemos mucha confianza y a la que por algún motivo queremos caerle bien, y no hablo de tener intenciones por ejemplo, sexuales, si no simples intenciones de caerle bien por algún motivo que es importante para nosotros pero hasta ahí, o sea que no es que estamos en desventaja como podría ser con un jefe, los suegros u otras atrocidades; decía, que a veces, cuando estamos con esa gente, nos pasa que se produce algún silencio de esos tan incómodos en los que da la sensación de que nos están mirando y dándose cuenta de que no sabemos de qué hablar y nos rompemos la cabeza y pensamos que "no, no puedo hablar del tiempo", pero agradecemos que el otro comente como al pasar ..."¿vendrá o no el calor al final, porque la verdad que este año ¡Dios mío!"... y nos parece tan patentemente que nos están leyendo los lugares más recónditos de nuestra mente, y que estamos quedando al descubierto en todo y eso está mal, no porque esté mal si no porque no nos gusta nada; decía, que cuando nos pasa eso con esa gente, no tenemos mucho de qué preocuparnos o al menos no deberíamos, porque ellos, en esos instantes, pueden estar pensando sólo algunas de estas cosas:

1) pensando en cualquier cosa que consideren importante MENOS en lo que está pasando ahí, con nosotros.
2) pensando que este tipo/tipa es insoportable por favor que se calle la boca lo suplico no lo/la soporto más!
3) pensando y sintiendo exactamente lo mismo que nosotros, o sea, "no sé qué decir, que situación tan incómoda, que suene el teléfono, que explote algo, no sé... por favor algo".

Como verán, la tercera opción, confirma que pensar en eso es absolutamente inútil y un gasto de energía que podemos usar en cosas más útiles como por ejemplo, cantar, bailar, o hacer una torta de chocolate y ser de esa manera casi casi como la viudita de San Nicolás pero sin ser viudos y sin el arroz con leche.


Los ingredientes de la torta de chocolate los pueden encontrar *acá*.Yo no la hice, pero parece que esa gente sabe mucho.

Inmortalidad vs. Roberto (familia filosófica)


MAMÁ : "...y está saliendo con una mujer que enviudó hace poco y que parece que se la pasa hablando del ex, que se llamaba Roberto. Y es lógico, a él le da bronca que la otra se la pase hablando de Roberto, ¿entendés?"
TÍA* : (pensativa) "ah... mirá vos qué cosa... ¿por qué será que todos los muertos se llaman Roberto?"

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(ni idea, pero espero que todas las muertas no se llamen Teresa)

*en su estado natural, bajo el efecto de sí misma.

Sonámbulos

Despertar en la penumbra de la habitación después de un sueño perturbador y ver a un desconocido parado al lado de nuestra cama, puede ser altamente impresionante; pero mucho más terrible y escalofriante que eso, es despertar y ver a un ser conocido parado sobre nuestra almohada. Justo al lado de nuestra cabeza.

De cómo las cosas se ven distintas según el tamaño con que se miren

Algo que desde chica me llamó la atención, es que cuando Hulk no es Hulk y es David Banner, anda por la vida huyendo de acá para allá con su mochilita a cuestas.
Yo siempre me pregunté de dónde sacaba Banner, tanto dinero para comprarse ropa todo el tiempo.

Es decir, a él todo se le rompe cada vez que muta, o sea que tiene que andar comprándose siempre vestuario nuevo.
Debatiendo este tema entre amigos, me hicieron notar la manera extraña en que se le rompe el pantalón.
Porque el gobierno nos quiere hacer creer una cosa, pero es otra.

Hagamos un recordatorio: cada vez que se transforma se le rasga la camisa por completo y queda en cueros, se le abren los zapatos y se queda descalzo, y... los pantalones se le rompen todos hasta la pelvis y le quedan tipo shorcitos (o tipo boxer, para ser más exactos).
Esto supone que le crece todo menos la zona de la pelvis que, por supuesto, incluye el pene y los testículos.
Resumiendo: a nivel funcional le viene bien, porque si le creciese también todo eso y pretendiese tener sexo con una mujer, debería hacerlo con una Hulk hembra, porque así de grande no le entraría a ninguna, pero no, le queda del tamaño no mutado, así que si lo tuviésemos desnudo ante nuestros ojos, y lo mirásemos bien, (gente, ¿quién no le miraría el *aparato* al increíble Hulk si lo tiene delante? ¡por favorrrr!!) veremos que al pobre hombre, al lado de semejante monstruoso cuerpo, el pene le queda como un penecito. Una cosa chiquitiiiita.
Y encima verde.
Una miniatura verde.
Y al final sigo sin saber de qué vive David Banner.

El fabuloso cine del país de Oz

De las primeras veces que me llevaron al cine, recuerdo muchas películas que me parecieron maravillosas: "La noche de las narices frías", "Pipi medias largas", "Willy Wonca y su fábrica de chocolates" (evidentemente, la original), etc., pero la primera que realmente me impactó, me "transportó" enérgicamente y que recuerdo inclusive la emoción fuertísima que me provocaba verla, es "El mago de Oz".
Siempre, desde que empezaba, me causaba una sensación increíble.
A veces, cuando me quedaba sola, intentaba recrearla en mi cabeza con todos los detalles tal como si la estuviese viendo para revivir ese "sentimiento", pero mucho antes de la mitad de la película se me empezaba a mezclar todo y mi mente quedaba chica para semejantes imágenes.
Como por ese entonces no existía aún la videocasetera, y cuando sacaban de cartelera un filme había que esperar años para volver a encontrarlo, hice que me lleven a verla más de quince veces seguidas hasta que dejaron de pasarla.
Yo vivía en el barrio de Flores, y la iba a ver al cine "Rivera Indarte".
No sólo creía que ahí era en el único lugar en el que la daban, si no que estaba convencida de que allí pasaban solamente ESA película, y desde entonces, a la palabra "riveraindarte" la asocio indefectiblemente al país de Oz y siempre me evoca un tornado de fantasía, los zapatitos de rubí, la fantástica bruja verde y la divina Glinda, el camino amarillo, y Dorothy, con su cabello y labios en rojísimo blanco y negro, entonando "Sobre el arco íris".

El síndrome de la secretaria


Me di cuenta de que tengo memoria en las yemas de los dedos, es decir, que si tengo que "decirlas", no sé la ubicación de las letras en el teclado, pero cuando escribo, casi ni lo miro. De hecho, si no miro y trato de "pensar" en la ubicación de las letras, tengo que parar a ver sí o sí, pero si me concentro en la "forma" de las palabras y me dejo llevar, escribo tan rápido como si estuviese mirando.
Debe ser un nuevo tipo de enfermedad de la memoria causada por el abuso mundial del teclado, o quizás existe desde la época de las secretarias y no lo sé.
Debería llamarse "síndrome yemesco" o "de la secretaria".


A las secretarias, ¿se les dice "secretarias" porque guardan "secretos"?

Déjà Vu

M y yo, once años sin vernos y quedamos en encontrarnos en un restaurante de San Telmo.
En una época éramos tres: M, S y yo, los que salíamos juntos a todos lados y nos reuníamos a hacernos compañía mutua cuando estábamos solos.
Con S perdimos contacto cuando se fue a vivir a Europa. A M, lo dejé de ver por una cuestión puntual, un par de meses después de la partida de S.
Después de charlar un rato de tonterías, M canturreó:
-¡déjà vu, déjà vu!
-a ver -le dije yo- tratá de ver si seguís acordándote.
Pero nada.
Una hora después, entró S, con un tipo.
Nos saludamos efusivamente. Ella nos preguntó si siempre íbamos a ese lugar, "jamás, ¿vos?", "tampoco".
Después de intercambiar teléfonos, ella se fue para el fondo. Recién ahí me di cuenta de que no había sido él quien la había invitado.
-¿vos la estuviste viendo durante todos estos años?
-no, nunca, ¿y vos?
-tampoco.
-...
-o sea...
-hace once años que no la veo, igual que a vos.
-raro.
-sí.
-los tres acá como antes, y ella ni idea.
-es que ella debe pensar que nosotros sí nos seguimos viendo, o sea, que para ella no hay coincidencias.

Salimos del lugar intentando recordar de qué estábamos hablando un rato antes y prometiendo estar alertas de ver si pasaba algo extraño en los días siguientes, pero ni recordamos nada, ni pasó nada diferente.
Fue hace casi cuatro años.
Es el tipo de escritura que nunca voy a aprender a leer.


Yo siempre quise tener poderes telequinésicos.
Mucho tiempo de mi vida, me la pasé practicando el arte de mover objetos a distancia.
Intentaba e intentaba abrir, por ejemplo, la ventana sin moverme de la cama, pero nada.
Una vez le comenté a una persona que yo a veces quemaba lamparitas, que cuando quemaba una, seguro que durante esa semana quemaba todas, así que obviamente, era YO, que obviamente tenía algún poder escondido, la que las quemaba.
Me acuerdo que el tipo se rió y me dijo... "claro, porque las lamparitas tienen ciertas horas de uso, así que las quemás juntas, las comprás juntas y se te vuelven a quemar juntas más o menos por la misma fecha, excepto las que casi no se usan"...
Ahí terminaron mis días de mutante telequinésica.
Ahora me estoy buscando algún otro poder para practicar.
Pruebo la telepatía con mi perro, pero no hay caso.
Lo llamo y lo llamo, le grito para adentro que venga, que le voy a dar un pedazo de pollo. Nada, no viene.
Estoy empezando a pensar que mi perro no entiende cuando le hablo.

No soy Susana Giménez, parte II (aquí se clickea y se va a la parte I)

Ante mi madre (que no es Susana Giménez), estábamos comentando con un primo sobre la "chica quemada del subte B".
Para los que nunca la vieron, es una chica que tiene toda la cabeza completamente quemada. No tiene orejas, ni pelos, ni cejas y está toda cubierta de cicatrices.
En vez de manos tiene dos muñones.
La chica suele pasear de una punta a la otra por los vagones del subte línea B pidiendo monedas.
Mi mamá, después de mostrarse realmente impresionada por los comentarios, preguntó...


"¿y en qué parte de los muñones se le ponen las monedas?"

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(en las ranuras, obvio)

El asunto es que es obvio que el único que siempre va a poder volar sin tener problemas es Súperman, porque la gente cree que porque una persona pueda volar, no se enferma, pero no.
Me imagino que si a algún mutante volador se le ocurre ir a sobrevolar, por ejemplo, la Cordillera de los Andes, debe tener que abrigarse tanto que los movimientos le deben resultar casi imposibles.
Los gobiernos deberían tener en cuenta las necesidades de estas personas y repartir trajes térmicos gratuitos para que puedan volar cómodamente. También trajes "pilotos" y con antiparras, porque ahí arriba, si los agarra la lluvia o la nieve, no debe estar bueno.
El granizo, por otro lado, no es tan grave, porque las piedras no les golpearían con tanta fuerza como si estuviesen en el piso (bah, según porque si es un vuelo rasante te quiero ver), pero un desmayo de altura es muy peligroso, por lo que deberían llevar como una especie de airbag envolvente (uno quedaría adentro) que se abra al alcanzar el cuerpo determinada aceleración, índice de que la persona está inconsciente y cayendo.
Y por cierto, conviene que los mutantes voladores se apliquen todos los años la vacuna antigripal y consuman mucha vitamina C, porque volar con tos debe ser muy incómodo, y no se olviden que son tan seres humanos como uno, y el hecho de que sean mutantes, no les hace tener súpersalud.

Recuerdos

Me acuerdo que estaba boca arriba, mirando al cielo, y sentí un sacudón muy fuerte.
-¿qué pasó? -escuché preguntar a mi mamá.
-no, nada, se salió una rueda -contestó mi papá.
Entonces vi como él se acercaba a mí y me alzaba.
Miré para abajo, y estaba mi madre recogiendo la rueda y metiéndola adentro de un cochecito azul.

Yo tenía menos de seis meses, porque a esa edad, nos mudamos del lugar en donde pasó eso. Aunque lo de la mudanza me lo contaron cuando quince años después me acordé del hecho de repente.
Lo que no alcanzo a entender, es si ya "entendía" el lenguaje, o me quedó grabado el diálogo y lo entendí después, cuando lo recordé sabiendo hablar.
Como cuando cantás una canción en otro idioma que empezás a aprender y de repente entendés la letra que antes no entendías.
En todo caso, lo cierto es que en la secuencia entendía, si no las palabras, la tranquilidad en las voces de mis padres.

Los arrolladitos de rottweiler



La china de la rotisería de a la vuelta de mi casa (supongamos por suponer que se llama Chin Yiu), tenía un cachorrito que cuando creció se transformó en rottweiler.
A veces, yo les compro las comidas típicas, chaw fan (arroz) con huevo, chaw mien (fideos) con verduras, pollo con almendras o... arrolladitos primavera de "carne".
Un día el rottweiler desapareció, y yo ni quise saber qué lo habrían hecho porque piensen esto:

-yo soy de las que dicen que su perro es como su hijo
-Los hijos de un ser humano, son seres humanos
-Los humanos que comen humanos, son caníbales
-Si un humano se come a su hijo, es caníbal
-si mi perro es como mi hijo
-y yo me comí un rottweiler
-¡Entonces yo soy caníbal!

Y pese a que la sonrisa de Chin Yiu es una constante, tengo la impresión de que cuando le pido "arrolladitos primavera", se agranda.

*La película del afiche, Dumplings, no es recomendable casi para nadie.
*Este es un post casi inventado, para su realización no se ha lastimado a ningún animal, excepto quizás al pobre rottweiler, pero nunca lo sabremos.
*¡Sí, estaban ricos los arrolladitos, ¿y qué?!

Mi vecino el asesino


Ser testigo de un crimen es algo demasiado peligroso, así que eso no.
Lo que quiero es por ejemplo, sospechar que en realidad mi vecina (a quien todavía no mataron), no murió de muerte natural como todos creen, si no que fue asesinada por su marido para cobrar el seguro.
Iniciar una aventurera investigación como la que inician Woody Allen y Diane Keaton en "Misterioso asesinato en Manhattan" sería sin dudas, altamente emocionante.
Importaría tan poco el resultado de los descubrimientos si los hay, y sería tan disfrutable el "durante", que la muerte de mi vecina habría justificado toda su existencia.
Por suerte no la conozco, no sea cosa que se me ocurra prevenirla y me arruine la fiesta matando ella a su marido y encima con atenuantes por defensa propia.

Actos fallidos

Una vez que un ayudante de la facultad me estaba explicando algo muy complicado que había que hacer, en vez de preguntarle...

-"¿Me estás jodiendo?"
Le pregunté...
-"¿Me estás cojiendo?"




Yo voto porque el verbo "cojer", se independice del verbo "coger", y se empiece a escribir con "j".
Y este último comentario lo hice como para cambiar de tema, ¿se notó?

Mejor a oscuras

Estamos solos y por irnos a dormir.
Tenemos que apagar la "luz de arriba", esa cuyo interruptor está al lado de la puerta, y nos olvidamos de encender la de la mesita de luz.
Por pereza, para ahorrar tiempo, para no ir y venir, la apagamos y nos disponemos a atravesar la habitación a oscuras para llegar a la cama.
Un poco de impresión nos da, pero como sabemos bien que estamos solos, y que nada nos va a hacer tropezar, avanzamos con confianza.
Y entonces, justo cuando estamos por llegar a la cama, el velador de la mesa de noche, se enciende.
Y la verdad, no me pregunten cómo, ni quién o qué lo prende, porque si pasase eso, yo no miraría y saldría corriendo a los gritos desaforados.
Y mejor ni pensarlo.

Sobre la existencia del alma


Pensaba que si se pudiese hacer eso de guardar nuestro cerebro flotando en un frasco y que siguiese vivo, en realidad nuestra vida se convertiría en un sueño, pero ni siquiera, porque todo lo que vivimos pasa por el cuerpo.
Somos cuerpo.
Sentimos TODO por el cuerpo.
Desde los sabores, hasta la alegría.
Sin cuerpo, no habría nada. No habría dolor, gusto, tristeza, aburrimiento, paz, placer, angustia ni deseos de ningún tipo. Nada.
Es decir, que si se pudiese hacer eso de que metan preso a nuestro cerebro en un frasquito y que se mantuviese con vida, no seríamos siquiera un sueño, porque no tendríamos retina para tener imágenes, no tendríamos cuerpo para sentir nada, porque en un sueño se siente en el cuerpo como estando despierto. Para tener sueños, necesitamos el cuerpo que nos los hace sentir.
¿Cómo sería estar triste, o estar alegre, o en paz, o angustiado sin sentirlo en el cuerpo? ¿Se puede "sentir" alguna emoción o "sentimiento" sin "sentirla" en el cuerpo?
Si todo lo que pensamos nos hace sentir algo. Si cuando pensamos "nos escuchamos" y "nos decimos": ¿se puede "pensar" sin cuerpo? ¿nos interesaría pensar sin cuerpo? ¿qué pensaríamos sin un cuerpo, para qué?
Y este sería el fin de la existencia del alma.
O sea, que en realidad, sin cuerpo, no seríamos nosotros.
Mínimo que seríamos otra cosa, algo indescriptible o más bien, impensable y hasta inimaginable, pero de ninguna manera "nosotros".
O dejaríamos de ser. Seríamos nada.
No seríamos.
Y lo del "cerebro en el frasquito" es para achicar la magnitud de la cosa.
Y serían bienvenidas las refutaciones.

Extrañando a Nelson

Entrar en una página a las dos de la mañana, con todo el silencio del edificio durmiendo sobre mi cabeza y que de repente me haga saltar de la silla un estruendo musical porque tengo los parlantes a todo volumen y ese sitio tiene música, es muy, pero muy desagradable.
Por favor gente que tiene música en su página, sáquenla, córtenla, retírenla. Den la opción de escucharla si uno quiere pero no obliguen.
O sea, sé que si quiero puedo no entrar más, pero también sé que algunos la ponen de onda, creyendo que hacen un bien al prójimo, pero no, está mal, porque pegarme un susto a esa hora porque, por ejeeeeemplo, se me apareció de golpe el espectro del fallecido Nelson De La Rosa convertido en "hombre rata" y hecho zombie, sería lógico, pero por una música repentina no.
He dicho.

Update: clickeando sobre cualquier "Nelson de la Rosa" van obtener, de muy buena fuente, datos sobre el fenómeno.

Cronopio

me invitó a hacer el siguiente jueguito:

1.Cada jugador cuenta 8 cosas de sí mismo.
2. Además de las 8 cosas tiene que escribir en su blog las reglas.
3. Por último tiene que seleccionar a otras 8 personas y escribir sus nombres/blog.
4. Por supuesto, no hay que olvidar dejarles en un comentario, que han sido seleccionadas para este juego

1)-Soy adicta a la Coca Cola (light, en lo posible). No puedo almorzar ni cenar sin ella.
2)-Hasta los treinta y pico quise tener hijos, pero cuando me "apuraron", me di cuenta de que no estaba dispuesta a perder mi libertad. Eso influyó en el 70% de mi separación con mi ex pareja.
3)-No me gusta trabajar. Detesto, más que nada, las "presiones laborales", de todas formas, si de repente fuese dueña de una fortuna, no volvería a trabajar en lo que trabajo excepto si tuviese que aplicarlo a mí misma.
4)-Nunca traicioné a alguien que hubiese confiado en mí. En ninguna de sus formas. Que confíen en mí me desarma, aunque en ese punto, puedo reconocer manipulaciones a distancia y les tengo mucho rechazo.
5)-Jamás encaré a un hombre ni di el "primer beso". Soy absolutamente cobarde en ese punto.
6)-No soy romántica ni me gustan los melodramas de ningún tipo pero paradójicamente, cuando estoy en "esos días", lloro hasta con las publicidades de Terma. Bueno, no tanto, pero más o menos.
7)-Le tengo un rechazo casi patológico a la religión católica y cristiana. No necesariamente a los "católicos" o "cristianos" (a menos que intenten predicarme), si no a los dirigentes.
Por supuesto, siempre intento practicar la "tolerancia" para con los monseñores, los obispos y los papas. Bah, mentira. No practico nada.
8)-No me gusta hablar de mi vida íntima. Cuando hablo de mí, me siento vulnerable. Esa es una sensación que no me gusta. También paradójicamente, no tengo secretos. No es que a todos les cuente todo, si no que por partes, toda mi vida fue contada alguna vez y lo que no, es porque es intrascendente y aburrido o por falta de tiempo.

y se los paso a:


Bajo
Bugman
Cirulaxio
Cutipaste
Marilia
Martim
Thiago
Treintañera

Mis irresponsables padres

Cuando yo era chica, tenía miedo de que mi mamá me perdiese, y era lógico: había oído hablar muchas veces sobre algunas madres que "perdían" a sus hijos.
Yo podría haber concluído que MI mamá, no era como ESAS madres seguramente descuidadas, pero todo cerraba cuando también "perdían" bebés.
¿Cómo era posible que un adulto "perdiese" un bebé?
Simple, lo dejaban por ahí en su cochecito, y cuando se iban se lo olvidaban, y era obvio que eso es lo que pasaba con los hijos más grandes. Si un chico se distraía justo cuando los padres se lo olvidaban, chau. Se les perdía.
Le podía pasar a cualquiera, ¿acaso yo no me olvidaba juguetes importantes a veces?
Como mis padres no estaban exentos de esa posibilidad para conmigo, yo, por las dudas, cada vez que viajaba en colectivo y me sentaban en el asiento de adelante de ellos, me daba vuelta a cada rato para mirarlos.
No fuese a ser que esos dos irresponsables se bajasen sin mí y me perdiesen.


Post basado en un comentario que hice en el posteo "Lost" del blog de Cronopio.

¿Alguien más no entendió?

A veces, cuando estoy en una conversación y de repente (o porque me distraje, o no escuché o simplemente no entendí), no sé por qué, todos se ríen a carcajadas, yo también me río.
Si tengo a alguien de confianza a mi lado, me animo a preguntarle al oído:
-¿qué dijo?
-no sé, pero vos seguí riéndote -me contesta susurrando disimuladamente.
Esa comprobación de que no soy la única, me infunde una alegría eufórica. Como de gran complicidad con esa persona, y me hace sentir que "pertenezco".
Por supuesto que pertenezco al grupo de los que no entienden nada, pero en esos momentos tengo motivos para sospechar que es un grupo mucho más amplio de lo que parece.
Y más secreto y más íntimo.

Aplastando bombas


No hay nada que soporte menos que a una mujer que haga trompita o se haga la nena.
Lo puedo perdonar hasta los 18 años. No más.
Será muy sexy para los hombres pero a mí, me saca.
Hasta ahora, a la única mujer en el mundo a la que le quedó fantásticamente bien la "trompita" fue a la siempre imitada y nunca igualada Marilyn.
A ninguna otra le queda bien el "nununú".
Confío en que las lectoras que entran a mi blog son todas inteligentes y no hacen esa aberración a menos que sea por pedido especial (ahí podría ser aceptable) y nunca adelante de otra mujer.
No sé al resto, pero a mí, cuando una mujer adulta habla así en mi presencia, me salen del alma unas ganas infladísimas de aplastarle en la trompa una gigantesca y exagerada bomba de crema.

De cómo por culpa de un ojo francado, dejé de creer en los preceptores escolares (un relato sin sangre)

En el colegio secundario tuve una amiga, Vicky, que era adepta a los furcios, actos fallidos y malos entendidos.
Por otro lado, mi imaginación siempre fue exuberante cosa que discordinaba con mis preceptoras o profesoras absolutamente carentes de ella.
Ustedes deben entender que fui a un colegio secundario de "Señoritas" que en vez de directora tenía una interventora y en una época regida por la escasa inteligencia militar.
El prólogo de la anécdota empezó durante un recreo de primer año, cuando una de las chicas me dio distraídamente un golpecito en el ojo. Seguimos como si nada (porque no había sido nada) hasta que sonó el timbre.
Iba entrando al aula detrás de mis amigas cuando mi preceptora me agarró fuertemente del brazo y con ojos aterrorizados me preguntó:
-¿¡Qué te pasó en el ojo??!!
-no sé... ¿por qué? -pregunté un poco asustada.
-¡Porque tenés TODO lleno de SANGRE!!!
En ese momento vi todo negro. Lo primero que pensé fue en un espejo para verme, aunque temía ver un ojo destrozado o peor aún, un cuenco vacío! Me imaginé la sangre corriendo por mi mejilla y ni siquiera me animé a tocar así que me empecé a sentir mal y me senté en el banco más cercano.
-¡se desmaya!!! -empezó a gritar Vicky ignorante del fallo de la mujer.
-¡decime cómo tengo el ojo, por favor! -le pregunté señalándome el ojo accidentado.
-¡no tenés nada! ¿por qué??
La preceptora me apantallaba con una carpeta mientras ordenaba a alguien que vaya a buscar agua.
-no me mientas, Vicky, decime la verdad.
Por supuesto, yo estaba convencida de que la verdad ya había sido dicha por mi preceptora, una mujer correcta, incapaz no sólo de mentir si no siquiera de exagerar.
Pedí que me traigan un espejo. Me aterrorizaba encontrar a mi ojo nadando en un pozo de sangre pero debía ser fuerte y verlo por mí misma.
-Te juro que no tenés nada, boluda. No entiendo por qué me preguntás eso!! ¿Qué sentís?
Mi otro par de amigas también sostenía que no tenía nada, sin embargo, era la PRECEPTORA la que había dicho que tenía TODO LLENO DE SANGRE!!
-¿tengo todo lleno de sangre??!, decime la verdad! ¡seme franca!
Alguien me acercó un espejo, pero antes de ver que no tenía nada, yo quería escuchar el veredicto de Vicky.
-te pido por favor... ¡SEME FRANCA, VICKY, -le grité- SEME FRANCA!
Vicky miró muy fijamente hacia el supuesto ojo reventado. Durante un instante mi corazón se detuvo esperando en suspenso el irreversible diagnóstico. Ella tenía el ceño muy fruncido denotando una preocupación terrible y entonces me preguntó alarmadísima:
-¿Se te franca??... ¿PARA DÓNDE SE TE FRANCA??!!!!


Franqueamiento: acción del verbo francar, dícese del ojo que se sale súbitamente de la órbita por voluntad propia.

Me di cuenta de que eso,

no es "parecer más joven", es ser "emocionalmente inmaduro".

Me gusta soñar con laberintos de escaleras.
Que siempre hay más y más habitaciones con escaleras que suben y que bajan para cualquier lado como un cuadro de Escher repetido, pero rodeado de puertas abiertas.
Entro por esas puertas y es maravilloso: otra estancia repleta de escaleras para elegir y nunca hay final, pero nunca vuelvo al principio.
Es un sueño reiterativo que lejos de ser claustrofóbico es sublime.
No sé qué es lo que me fascina de esas bifurcaciones infinitas, pero no quisiera por nada del mundo llegar a una habitación ya visitada aunque quizás estoy regresando permanentemente y el paso del tiempo con sus cambios me impiden darme cuenta o, cuando me voy, otras personas en sus sueños entran a modificarla tanto que la próxima vez que entro me resulta irreconocible.
O acaso estoy soñando en el mismo lugar y lo único infinito es el sueño.

Una meditación profunda sobre las peligrosas búsquedas de Google con las que la gente llega a mi blog

Hoy: Que me explote la cuca

Yo que usted tendría más cuidado al buscar algo así en Google, porque decirlo es muy fácil pero es evidente que nunca le explotó la cuca.
Entiendo que muchas veces uno desea cosas de las que después se arrepiente y la cuca es un asunto serio.
Ojo que hay cucas y cucas pero en todos los casos nadie quiere que le explote, así que por su bien, le sugiero que se retracte.
¿Pensó en que si hace lo que Google le dice, la cuca le puede explotar en el colectivo o en el cine por ejemplo? ¿Sabe la catástrofe que sería si pasase eso? ¿Eh?
Creo que si lo medita detenidamente se va a dar cuenta de que no le conviene para nada que le explote la cuca, así que repita conmigo mientras se concentra en la respiración:

"que NO me explote la cuca, que NO me explote la cuca, que NO me explote la cuca... "

Así está mejor. Ojalá que la próxima vez pueda controlarse más al buscar cosas en Google para no tener que arrepentirse después y para que nunca nunca le explote la cuca.

Queridis amiguitis o ¿Qué estará haciendo Gina en este instante?


Gina (Ginín para los amigos), que me plagió siete cuentos del otro blog y seis posteos de este, es (o quizás haya muerto y debería decir "era") una hermosa chica argentina que dice cosas tales como "¡Bueno amiguitis!!".
www.mundoginin.blogspot.com, no podía tener una mejor dirección: mundo Ginín.
Para el que no conoce mis cuentos, si entran, en el primer posteo se lee "Los vecinos", que es el único que está copiado con todos sus acentos y sus comas.
A partir de ahí, unos posteos más y desde "Imposibilidades eternas de la comida casera" para abajo, con excepción de "Florencia y Florencia... etc.", los demás son todos míos hasta el final (o principio) del blog.
Es curiosa la libre adaptación que hizo de algunos escritos así que si deciden leerlos, les sugiero hacerlo de los originales (de mi blog).
El más llamativo es"Ruido de fondo", al cual llamó "De fondo nuestro amor", le cambió el sexo al protagonista y le agregó unas líneas finales súper "amiguitis".
Gina se llama a sí misma la "loca escribe cuento" y a la hora de hablar nos "cunta" cosas (¡cunta imaginación!), tiene "algunas problemas" (las problemas de Gina deben ser terriblas!), y no toma "dediciones" (¿tomar dediciones será medir a dedo?).
Si bien en el blog de los plagios no se pueden dejar comentarios, si van a su perfil pueden comentar en sus muchos otros blogs. También ahí van a encontrar más fotos suyas y de su novia y más faltas de ortografía, aunque como parece haber abandonado todo el año pasado, quizás esté muerta y no lo sé... o haya perdido las dos manos en un accidente... o asesinó a la novia y está presa... quién sabe.
La pregunta del millón es: ¿Qué estará haciendo Gina en este instante???
¿Se habrá suicidado? ¿Seguirá de novia??? ¿Le habrá explotado una garrafa en la cara??? ¿Habrá perdido la memoria y anda por el mundo diciendo "hola amiguitis!" con una sonrisa de oreja a oreja?, quizás simplemente descuartizó a alguien, se lo comió y todavía lo está digiriendo.
De todas formas, sólo por el amor que me tiene, se merece este posteo.

Chaaaaau amiguiiiiitis!!!

(Ginín, andatis a la conchis de la loris)


Update: error, ni "Los vecinos" se salva de los errores de puntuación.

Lo confieso:

Siempre me gustó el Aserejé

(Y a ver cuántos valientes se animan a confesar algo como esto sin sonrojarse!)

Placeres homicidas

Cuando echo insecticida amo ver como las arañas van muriendo en capítulos entre convulsiones espásticas...
Como se desarma y desaparece desprolijamente el camino de las hormigas...
Escuchar los últimos estertores zumbantes de las moscas o los aleteos desesperados de las polillas.
Con las cucarachas no.
De ellas no amo nada.
Ni su muerte.

Esa multitud de patitas histéricas agitándose a toda velocidad me da vértigo.
Por suerte, siempre me repongo y termino ejecutando con destreza el repugnante pero necesario homicidio.

La invasión de los azulejitos malvados

A mi otro blog siempre entran buscando cosas tétricas aunque supongo que esto fue un error.
Espero.
Es que hay un cuento de Mujica Láinez que se llama "El hombrecito del azulejo", y resulta que alguien llegó buscando "El hombre del azulejito" que, quiero creer, será el nombre equivocado de aquel cuento.

Vaya uno a saber por qué, ese error en diminutivo me dio miedo.
Las búsquedas de Google de mi otro blog son demasiado macabras y estoy pensando seriamente en dejar de leerlas porque imagínense, después de haber leído eso, tengo que entrar a mi baño y... ¡por Dios! ¡está todo lleno de esos terribles azulejitos por todos lados!



Memoria poética

Hay tres aromas que me trasladan a una tarde espléndida de vacaciones de verano; a una charla de quinta, a un cielo tranquilo que va oscureciéndose con el crescendo de los grillos, a una playa que se va quedando sola mientras el sol se despide con sombras larguísimas y gaviotas...
El primer aroma es el del pasto recién cortado.
El segundo es el del Off.
El último es el de la bosta de caballos.

Y sí, bueno... vaya uno a saber cómo funciona mi memoria olfativa.

Ocultando a Batman



Cuando hace muchos años entré a trabajar como recepcionista en una empresa multinacional me hicieron, previo a la admisión, un test de psico-diagnóstico.
Un amigo, el que me había recomendado, me sugirió antes de hacerlo...

-te van a mostrar una laminita con una mancha que parece un murciélago, pero tengo entendido que decir que es un murciélago no es algo bueno, tenés que decir que es una mariposa y nunca digas cosas tétricas o agresivas ni tampoco demasiado creativas.

Cuando la psicóloga sacó al murciélago (por que eso era un murciélago acá y en Marte), dije con segurísima voz de Mary Ingals:
-Es una mariposa
-¿Me podrías marcar las partes de la mariposa?

Debo admitir que tal pregunta me desconcertó por completo. Una por que pensé que con decir "mariposa" todo terminaría, dos por que me pareció que la mujer sabía que yo pensaba en un murciélago y me quería sacar de mentira a verdad y tres, por que se me ocurrió que el que me dijo lo de la mariposa no sabía nada y la respuesta correcta era la otra, pero ya era tarde así que le marqué el obvio cuerpito y esperé.
-¿Cuánto tiempo de vida tiene esta mariposa?
Yo sospechaba que la mujer estaba improvisando y que me quería hacer decir a toda costa cosas tales como "las mariposas viven una semana, así que se está por morir", etc y empezaba a arrepentirme de haber dicho "mariposa", por que cada vez era más murciélago.
-le queda toda la vida por delante por que es jovencita (¡tomá guacha!).
-¿y de qué se alimenta la mariposa?

Y les juro gente, que en ese instante me di cuenta que estaba en apuros por que como del alma casi casi le digo que se alimentaba de sangre, como los vampiros pero me contuve, en un segundo me acordé del néctar de las flores y me convencí de que si había próxima vez no iba a volver a mentir.

Una de dos, la próxima, si decir "Drácula" es demasiado, por lo menos le digo que es Batman.


Cuando era chica y en los doblajes de las películas extranjeras decían de ir a tomar un "refresco", yo creía que un "refresco" era una bebida con sabor a "Refresco Mumú", que eran mis caramelos preferidos, y siempre me preguntaba por qué en Argentina no la vendían.

Es el día de hoy que me pregunto por qué todavía a nadie se le ocurrió sacar una gaseosa con ese gusto que seguramente será tan delicioso de tomar.

Update para extranjeros o gente muy joven:
Las "Refresco Mumú" eran unas pastillas como de vainilla con un toque de menta muy suave, dulces pero no demasiado empalagosas y de colores tornasolados en rosados y lilas transparentes.

Update II donación Cutipaste:


Creo que yo ya lo había dejado en claro

  • acá, pero visto y considerando que parece que nadie me hizo caso lo repito con palabras más claras:
  • A los mosquitos hay que matarlos a TODOS.
    Desde acá propongo el proyecto "ADOPTE UN SAPITO".
    ¿Por qué tener sólo pajaritos a la hora de tener mascotitas enjauladas? ¿EH?!
    Piénsenlo, los sapos son seres silenciosos y limpios por que ¿Acaso alguien escuchó hablar de la caca del sapo?
    No, por que ¿qué puede hacer de caca un animal que come mosquitos? Una cosiiiiita de caca. Una caquita insignificante que si encima está adentro de una jaula (tienen iguanas y animales exóticos ¿por qué no tener sapos?) no debe tener ni olor!
    Y lo más importante de todo: ¡come mosquitos!
    Entonces propongo cultivar sapos que además de limpios son como el Raid pero inodoros, verdes y ecológicos. Cuantos más sapos, menos mosquitos, y el día que se acaben por fin los mosquitos de la faz de la tierra lo único que hay que hacer es soltarlos a que croen libres por el campo lluvioso cual Heidi cantando en Los Alpes Suizos y que empiecen a exterminar moscas. Total, bichos va a haber siempre y lo peor, es que mucha ecología, mucha ecología pero ¡¿qué función cumple un mosquito en la cadena ecológica que sea tan grave su extinción?!!
    Invasión de mosquitos en Buenos Aires, ¡por favor!!!

    ¡PRIMER CAMPAÑA BLOGERA A FAVOR DE LOS SAPOS Y POR LA EXTINCIÓN TOTAL DE LOS MOSQUITOS!

    (y espero que esta vez, haya quedado claro)