Cuando yo era recepcionista, trabajaba en un lugar que estaba justo a media cuadra de las vías del tren y para tomar el colectivo a la salida, tenía que pasar por ahí o hacer un rodeo de tres cuadras.
En la entrada de la empresa había como una cabinita en donde estaba la gente de seguridad. Tenían un jefe enorme y gordo que había sido (o era) policía y bombero y que tenía aspecto de sádico y daba un poco de miedo, pero tenía un humor negro que a mi me divertía bastante.
Mi tarea era, además de estar en la recepción, atender un conmutador con varias líneas de teléfono.
Pasó que una vez una mujer se tiró abajo del tren, justito en la parte de las vías que estaban a 30 metros de nosotros y el gordo "Mele" fue a ayudar.
-No sabés Tere cómo estaba la minita!!!
-Ay bueno, no me cuente Mele que me da impresión.
-Nooooo! un espanto... estaba destruida... no sabés!!!
-Bueno no, no sé ni me importa... basta.
-No tenía cara!!!
-MELE, LE CORTO!!
-temblaba como un sapito pobre mujer!!!
Le corté.
Durante todo ese día, cada tanto me llamaba alguien de seguridad y escuchaba la voz de Mele al mejor estilo relator de película de terror bizarra:
-Caaaarne picaaaaadaaa...
Yo le cortaba y al rato volvía a la carga...
-todavía estaba calentiiiitaaaa...
Clic.

Cuando llegó la hora de irme el lío había terminado hacía como tres hora, así que me disponía a hacer mi recorrido normal y cruzar por la zona del "accidente" hasta que saludé a Mele.
Yo nunca pensé que una frase supuestamente en joda pudiese generar tanta fobia pero la verdad es que logró que durante dos meses enteros no pasara por la barrera esa y que diese un rodeo de tres cuadras para tomar el colectivo.
-Chaaaau Meeele, hasta mañaaana- dije yo con el mismo tono de pelotuda alegre de todos los día.
-Chau Tere- me contestó el gordo.
Caminé unos pasos ya dándole la espalda y escuché que agregaba con tono rebozante de sadismo...
-Tené cuidado por donde caminás, mirá que te dejé de recuerdo un ojito sobre los rieles...
No lo vayas a pisar.

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Si, muy gracioso, pero por las dudas me fui por el otro lado.
A ver si era cierto y yo iba y le pisaba el ojo a la mina.