En la entrada de mi edificio hicieron una "rampa para discapacitados".
Es algo así como un tobogán pero un poco más ancho y con barandal.
Lo hicieron tan empinado que si alguna silla tiene que bajar por ahí, calculo que termina en la vereda de enfrente.
Por otro lado, es del mismo material que el resto del piso: cerámicas, con su consabida resbalosidad.
Cuando salen los chicos del colegio de la otra cuadra y pasan por ahí en malón a las 16:30 hs, se los ve a tooooodos entrando a la rampita para una rápida toboganeada diaria de parados... "¡¡Wiiiii!!!" dicen todos mientras caen resbalando en posición de surfistas.
Yo probé hacerlo justito un día que llovía, y me caí.
-Me caí recién en la rampita de mi casa...- le dije a una amiga con la que me encontré al rato.
-si... yo también me caí el otro día cuando te fui a buscar.
-¿Haciendo qué?
-Quise hacer el tobogán como los chicos que salían del colegio, pero no me salió.
-Si, a mi tampoco...
-¿te vio alguien?
-por suerte no, ¿a vos?
-si, pero tu portera.
-¿Y que te dijo???
-Que ella también se había caído tratando de hacer el tobogán...


(¿Será contagioso?)