Hace unos meses zarandeó a su gatito hasta matarlo. Más tarde, arrojó al hamster desde el balcón de su quinto piso.
La otra noche, tras dejar un reguero de gente golpeada y protestando en impotente voz baja, cuando por fin se lo llevaron se convirtió en el tema de conversación de la reunión.
Y no es para menos: apenas tiene 3 años.