Una vez que yo estaba volviendo a mi casa, noté, justo en el momento en que llegaba a la esquina de la avenida, unos gritos desgarradores que no entendía bien de dónde venían.
Cuando empecé a cruzar (yo estaba a media cuadra de mi edificio), vi que una mujer, tirada en la vereda justo enfrente a la que yo tenía que cruzar, lanzaba a todo pulmón, con un odio indescriptible y gritos de llanto aterrador algo así como:
"MATEN A ESA PERRAAAA!!!"
"PÓRQUÉÉÉ?!!!!! PORQUÉ VIVE ESA PÉÉÉRRAAAA!!!!!"
"MATEN A ESA PERRAAA!!!!"
Mientras golpeaba violentamente el piso.
Cuando la descubrí, yo estaba por cruzar, pero medio que me frené, onda..."¿qué hago, sigo por acá porque está todo bien y nada más soy cobarde?", porque yo tenía que pasarle justito por enfrente.
Fue en ese instante de duda, cuando a un valiente (o un pelotudo) que cruzó con aire de "yo no tengo miedo ¡insensibles sociales!", ella se le paró de repente adelante y con las manos en garra le gritó que casi lo deja sin pelo:
"¡¡MATEN A ESA PÉÉRRAAAA!!!!!!".
El tipo se fue retrocediendo rápidamente para atrás hasta que se fue por otro lado. Ahí nomás, miré para todos lados buscando apoyo cobardístico y me di cuenta que la gente la esquivaba.
Hay que recalcar que el "¡PERRA!", no era un "perra" normal. Era un PPPPÉÉÉRRÁÁÁÁ! con acento escupido en la "P" y en la "É" y en la "Á".
Así que como yo soy muy cagona, me di vuelta despacito para que no me vea, y en vez de caminar la media cuadra que me llevaba a mi casa y pasar justito por enfrente de la mujer, rodeé toooda la manzana y caminé tres cuadras y media.

No fuese cosa que creyese que yo era la perra y me matase.




Adjunto plano del recorrido realizado